Es sólo cuestión de tiempo que las formas alternativas para la consecución de lo que hoy entendemos como “carne” deje de estar relacionada con el sacrificio de animales y los crueles procesos relacionados y crecientemente criticados.
De hecho, el informe recientemente elaborado por la consultora AT Kearney indica que que en apenas un par de décadas la mayoría de la carne consumida ya no se obtendrá de animales sacrificados. Es la opinión mayoritaria de los expertos entrevistados, y basada en los fuertes impactos ambientales de la producción convencional de carne así como la creciente preocupación de la población sobre el bienestar de los animales en la agricultura industrial.
El dossier pone de relieve que «la industria ganadera a gran escala es vista por muchas personas como un mal innecesario» y destaca » las ventajas de los nuevos sustitutos de carne vegetariana y carne cultivada sobre la carne producida convencionalmente, es sólo cuestión de tiempo antes de que obtengan una importante cuota de mercado»
El informe estima que el 40% de la carne será de origen animal tal y como la conocemos hoy, el 35% será creada directamente en laboratorio y el 25% serán reemplazos de origen vegetal, con aspecto y sabor a carne.
La industria cárnica convencional y el impacto medioambiental
La industria cárnica convencional cría miles de millones de animales y obtiene inmensos beneficios, sin embargo, los impactos ambientales negativos provocados por la misma se han puesto de manifiesto en estudios científicos recientes, desde las emisiones que provocan la crisis climática hasta la destrucción de los hábitats silvestres causados por las tierras de cultivo y la contaminación de los ríos y los océanos.
Los cultivos que se utilizan para alimentar al ganado ocupan hoy el 83% del terreno agrícola mundial y sólo producen el 18% de calorías consumidas por la humanidad y el 37% de las proteínas. En contraste, el informe sostiene que la carne cultivada y los reemplazos de carne vegetariana retienen cerca de las tres cuartas partes de las calorías consumidas por los humanos.
Modelo insostenible
Producir 100 gr. de ternera emite 105 kg. de gases de efecto invernadero; en cambio, por ejemplo, la producción de 100gr de tofu supone la emisión de 3,5 kg. de gases de efecto invernadero, esto es 30 veces menos. Producir carne según el modelo actual será insostenible.
En la actualidad, las compañías que utilizan ingredientes vegetales para crear productos veganos están creciendo a un ritmo vertiginoso. Mientras, otras empresas están trabajando en el cultivo de células cárnicas para producir carne real sin necesidad de criar y sacrificar animales. Ningún producto de este tipo ha llegado aún a los consumidores, pero, las empresas productoras predicen que la carne cultivada dominará a largo plazo porque reproduce el sabor y la sensación de la carne convencional más fielmente que las alternativas a base de plantas.
En declaraciones a The Guardian, Carsten Gerhardt, socio de AT Kearney declaró que «El cambio hacia estilos de vida flexitarianos, vegetarianos y veganos es innegable, existen muchos consumidores que reducen su consumo de carne como resultado de ser más conscientes del medio ambiente y el bienestar animal», y añadió que «para los consumidores apasionados de la carne, el aumento previsto de productos cárnicos cultivados en laboratorio supone el poder disfrutar de la misma dieta de siempre, pero sin el mismo coste medioambiental y animal«.
Un cambio imparable
Citando encuestas realizadas en los Estados Unidos, China e India el informe sostiene que el posible desagrado de los clientes con respecto a la carne cultivada en laboratorio no supondrá una barrera: «La carne cultivada ganará a la larga. Sin embargo, los nuevos reemplazos de carne vegetariana serán esenciales en la fase de transición».
Según declaraciones desde de la Fundación Jeremy Coller, una organización filantrópica centrada en sistemas alimentarios sostenibles, Rosie Wardle afirma: «Desde los bistecs hasta los mariscos, está surgiendo un amplio espectro de opciones para sustituir los productos tradicionales de proteína animal por tecnologías cárnicas basadas en plantas y células”.
«El tránsito hacia modelos más sostenibles de consumo de proteínas ya está en marcha, impulsado por consumidores, inversores y empresarios, e incluso por las mayores empresas cárnicas del mundo. Si acaso, las predicciones de que el 60% de la ‘carne’ del mundo no provendrá de animales sacrificados dentro de 20 años puede ser una subestimación», concluye Wardle.