Si es palma no es bio: La conexión del diésel con los bosques arrasados en Indonesia

Comemos menos aceite de palma, pero lo que quemamos cada vez más en coches y camiones. Ecologistas en Acción lanza la campaña #SiEsPalmaNoEsBio.

España es el país de la Unión Europea que importa más aceite de palma. La finalidad principal es usarlo para fabricar biocombustibles. Paradójicamente, aunque la ciudadanía come menos aceite de palma en sus productos, cada vez este está más presente en automóviles y camiones. Una encuesta de Ipsos de 2018 indica que el 88 % de la población española no sabe que el diésel contiene un 7% de biocombustibles. Estos mal llamados «bio» combustibles proceden en su mayoría de aceite de palma.

Este aceite importado proviene, en su mayor parte, de Indonesia y Malasia. Allí, y como hemos informado en Diario.eco en más de una ocasión, su cultivo es la principal causa de deforestación, desplazamiento de poblaciones y desaparición de especies amenazadas. El aceite de palma emite tres veces más gases de efecto invernadero que el diésel fósil si se tiene en cuenta la deforestación, el transporte, el procesado y el cambio indirecto de uso de la tierra (ILUC, por sus siglas en inglés), es decir, se necesitan nuevas tierras para plantar alimentos.

La Comisión Europea catalogó el aceite de palma como materia prima insostenible

En marzo de 2019 la Comisión Europea catalogó el aceite de palma como materia prima insostenible. El motivo es que su producción está relacionada con la deforestación. El uso de aceite de palma en el biodiésel se debe reducir gradualmente a partir de 2023 y debería llegar a cero en 2030. Sin embargo, en 2018 más de la mitad (53%) de todas las importaciones de palma en la UE se utilizaron para producir biodiésel para automóviles y camiones. Es un máximo histórico.

El problema del aceite de palma apenas se contempla en el Plan Nacional de Energía y Cambio Climático

Ecologistas en Acción lanza la campaña #SiEsPalmaNoEsBio. El objetivo es presionar al gobierno y a los grupos parlamentarios para colocar nuevamente en el debate de la transición energética la necesidad de que España tome cartas al asunto sobre los biocombustibles y comience a disminuir desde ya el uso de aceite de palma en el biodiésel y no se espere a 2023.

Pese a lo mencionado, apenas se realiza una mención marginal a este problema en el Plan Nacional de Energía y Cambio Climático (PNIEC) y en el Anteproyecto de Ley de Cambio Climático. «España es uno de los países de la UE que todavía no ha aprobado la retirada del biodiésel de palma. Dejar que pase el tiempo provoca que las medidas para la descarbonización del transporte quede incompleta», ha recordado Rosalía Soley, portavoz de Ecologistas en Acción.