La buena noticia es la clausura del delfinario barcelonés. La mala, que permanecerán encerrados en otro zoo griego.
Desde el lunes 20 de julio de 2020 la ciudad de Barcelona ya no se cuenta entre las que tienen a delfines encerrados en pequeñas piscinas denominadas delfinarios en su zoo. La intensa campaña de presión ciudadana consiguió finalmente que el Ayuntamiento anunciase el traslado de los tres últimos que quedaban en sus instalaciones, bautizados Nuik, Tumay y Blau. Finalmente, han sido envidos en un avión de carga especialmente preparado al zoo de Atenas.
Anak, nacido libre en el mar Caribe, Blau, Tumay, Leia, Kuni y Nuik eran los 6 delfines que mantenía cautivos el Zoo de Barcelona. Leia y Kuni ya habían salido, trasladados al Oceonogràfic de València, en 2016, y Anak murió en noviembre de 2019, permaneciendo el resto en las obsoletas instalaciones barcelonesas. Ya hemos comentado en otras ocasiones los graves problemas de salud y estrés que esta reclusión causa a los delfines y ballenas.
Campaña #AdéuDelfinari
«El nuevo centro donde vivirán los delfines es un zoo que operó varios años sin licencia y que sigue haciendo espectáculos con los delfines a pesar de que la ley de protección animal del país lo prohíbe. Sus instalaciones ofrecen mayor espacio y profundidad a los animales, pero con las mismas problemáticas y carencias que cualquier delfinario», lamentan desde Faada.
En todo caso, culmina así con éxito en Barcelona la campaña #AdéuDelfinari, que contribuyó a crear conciencia ciudadana y amplificar el conocimiento de las problemáticas que padecen los cetáceos que viven en delfinarios. El punto de inflexión llegó ya en 2016, cuando formalmente la corporación municipal declaró la ciudad «libre de cetáceos en cautividad». «La declaración de Barcelona libre de cetáceos en cautividad ha generado un debate brutal, ha puesto sobre la mesa la viabilidad de los santuarios marinos, ha puesto en jaque a la industria de los delfinarios, ha evidenciado que la voluntad política puede generar cambios», subrayan desde Faada desde un punto de vista positivo, aún lamentando que no haya habido un final con liberación para Nuik, Tumay y Blau que, al menos no han terminado como otros casos, entre ellos el de la delfín Honey, en Japón, que relatábamos aquí no hace mucho.
Escasas liberaciones al mar de delfines
«Pocas ballenas y delfines cautivos han sido devueltos al mar después de una cautividad a largo plazo», recuerdan desde Anima Naturalis, indicando que los expertos y las organizaciones de defensa animal especializadas en cetáceos, aseguran que tras largos periodos de tiempo en cautiverio, pueden estar demasiado perjudicados físicamente o mentalmente para sobrevivir sin el cuidado humano.
Con todo, si existen casos de éxito de liberaciones en los que se ha demostrado que los cetáceos han podido vivir durante años en libertad. «Desde SOS Delfines explican que debería elaborarse un plan de varias etapas específico para cada individuo, con el objetivo final de su liberación al mar, pero con opciones de cuidado a largo plazo si al final dicha liberación no fuera posible».
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