«Descansa en paz Tim, vuela con todos los otros Ángeles Elefante». Así se despedía Paula Kahumbu, de la ONG Wildlife Direct del majestuoso Tim, un elefante largamente codiciado por los cazadores furtivos de Kenya, que anhelaban los colmillos gigantes de este ejemplar. Tim era de hecho uno de los elefantes más grandes de África, conocido por sus enormes colmillos que llegaban a tocar el suelo. Y Tim, contra todo pronóstico, consiguió llegar a sus últimos días, con ya cincuenta años de edad, y fallecer por causas naturales sobreviviendo a las escopetas de los cazadores durante años, según confirmaba a comienzos de febrero de 2020 el departamento de vida salvaje oficial kenyata.
«Me siento especialmente afortunada de que Tim me haya permitido acercarme a él en muchas ocasiones. A menudo estaba solo, pero luego estaban esos raros momentos en que estaba con mis alumnos o mi familia (…) Mentiría si dijese que no estoy desconsolada porque Tim ya no está. Pero también estoy orgullosa. Orgullosa de que muriese por causas naturales. De que nuestro trabajo crease conciencia de este gigante en Kenia y en todo el mundo», destaca Kahumbu.
Miles de elefantes son cazados ilegalmente en África todos los años por los furtivos y su población ha disminuído radicalmente en pocos años según los informes de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Tim era uno de los pocos ejemplares de esta magnitud, y aunque ha transmitido su herencia genética, esta es cada vez más reducida en el continente africano. De hecho, los colmillos de los elefantes son hoy en día mucho más pequeños de lo que lo eran hace un siglo, según los estudios científicos. El recuerdo de Tim, según se ha conocido, pervivirá en la capital Nairobi, donde su cuerpo será disecado y expuesto para el recuerdo y homenaje.
