Las cifras de 2019 llamaban al optimismo, pero la crisis sanitaria de 2020 abre brechas en la situación.
No hace mucho que traíamos buenas noticias respecto al futuro de los rinocerontes en Sudáfrica. El balance de 2019 ofrecía un significativo descenso en la actividad furtiva contra rinocerontes en aquel país, con una caída de casi el 25%. Cifras que, con todo, no podían evitar un recuento de más de medio millar de ejemplares de rinoceronte muertos en los últimos doce meses.
En todo caso, las perspectivas eran buenas de cara al 2020, ya que se había establecido mayor rigor en el control del tráfico de cuernos hacia países como China. No obstante, la actual crisis sanitaria ha modificado el contexto. Grupos como Rhino 911, especializados en la protección de este animal, han alertado de las dificultades que atraviesa el control del furtivismo. Han detectado mayor actividad de los cazadores y esperan que el desvío de fondos de las administraciones hacia otras áreas abra nuevas brechas en el control de la caza furtiva.
Administraciones protectoras y asociaciones conservacionistas afrontan déficit de fondos
Al mismo tiempo, las asociaciones que por su propia cuenta pilotan ambiciosos proyectos de protección de la fauna salvaje africana también están sufriendo enormes dificultades. En conversación con el New York Times, el activista Tim Davenport, de la Wildlife Conservation Society, analizaba también que la propia ausencia del turismo castigará importantes áreas naturales, facilitando los desplazamientos de los furtivos al desaparecer la presencia humana en muchas zonas.
Junto con el recorte de fondos y reasignación de prioridades del gobierno, se cocina el cóctel perfecto para que la evolución positiva del año anterior pueda verse frenada. «Estamos en una situación de ingresos cero, y nuestros gastos están aumentando todo el tiempo tratando de luchar contra los cazadores furtivos y proteger la reserva. Decir que es desesperado es poco. Estamos realmente en crisis aquí», se lamentaba Lynne MacTavish, gerente de la Reserva de Vida Silvestre de Mankwe, al norte del país.