El elefante africano se habrá extinguido en 2040: muere uno cada 25 minutos

Elefantes africanos caminan por la sabana
Imagen: WWF

WWF recuerda que la población de la especie en el continente se ha reducido en un 70% en cuarenta años y pronostica que no sobrevivirá si no se toman medidas.

«Los cazadores furtivos generalmente usan kalashnikov o flechas envenenadas. Estas armas lastiman al animal pero no lo matan de inmediato. Una vez que el elefante está en el suelo, los cazadores furtivos le cortan los tendones para inmovilizarlo y lo condenan a una muerte dolorosa. Para que el elefante se vacíe más rápidamente de su sangre, le cortan la trompa». Lo explica Pauwel De Wachter, coordinador de WWF para África Occidental. Recuerda además que anualmente hasta un centenar de guardabosques han llegado a perder la vida bajo las balas de los cazadores furtivos.

Elefante muerto
Imagen: WWF

El tráfico de vida salvaje es una de las rutas de tráfico criminal más grandes del mundo detrás del tráfico de drogas, el tráfico de personas y la falsificación. Pesa en la economía global más de 140 mil millones de euros al año. Y el elefante es un codiciado tesoro en este entramado ilegal, donde los furtivos buscan con ansia su marfil. Considerado todo un «oro blanco», nada detiene a esta red delictiva organizada que alimenta el comercio ilegal de marfil. Se estima que 20.000 elefantes siguen muriendo cada año para abastecer ese comercio.

Para WWF el elefante africano va camino del mismo fin que su antepasado el mamut. «Para ver al animal, los niños tendrán que ir al museo», auguran si no se actúa «con urgencia» para revertir la tendencia. A nivel europeo, una campaña acaba de ser impulsada en este sentido por WWF Bélgica, debido al papel de este país en el tráfico ilegal de marfil. «Debido a su posición geográfica central y su historia colonial, Bélgica es un centro para el tráfico ilegal de marfil», informan. Entre 2007 y 2016, los funcionarios de aduanas belgas incautaron 3.616 productos de marfil. Estos provienen principalmente de África Central y África Occidental. La mayoría de ellos transitan por el aeropuerto de Bruselas y tienen a China como su destino final.