¿Sabías que hay inmensas montañas bajo el mar?

Los montes submarinos son grandes montañas volcánicas submarinas, formadas a través de la actividad volcánica y sumergidas bajo el océano. Aunque alguna vez fueron vistos como nada más que una molestia por los marineros, los científicos han descubierto que las estructuras de los montes submarinos forman puntos calientes de vida silvestre. Las empinadas laderas de los montes submarinos transportan nutrientes hacia arriba desde las profundidades del fondo marino hacia la superficie iluminada por el sol, proporcionando a la vida marina alimentos ricos en nutrientes.

Buzos cerca de una pared con mucílago en el muelle 4, isla de Santo Stefano, Ventotene. © Lorenzo Moscia / Greenpeace

Actualmente estamos en un viaje épico, navegando desde el Ártico hasta la Antártida. Nos detendremos en el camino para hacer una investigación que nos ayudará a comprender la complejidad de las cantidades masivas de agua que nos rodean. Nuestra siguiente parada es el monte submarino Monte Vema y aquí hay cuatro cosas que debes saber al respecto:

1 / Monte Vema es tan alto como 767 jirafas apiladas una encima de la otra

Buceador bajo el mar Tirreno
Greenpeace junto con el CNR-IAS y la Universidad de la región de Marche realizan un recorrido por el mar Tirreno. © Lorenzo Moscia / Greenpeace

El monte submarino Vema fue descubierto en 1957 (algunas fuentes dicen que 1959) por un buque de Investigación Oceanográfica con el mismo nombre. Desde el fondo del océano, se extiende a 4.600m de altura. Eso es 4,5 veces más alto que la icónica Table Mountain (Montaña de la Mesa) en Sudáfrica, o tan alto como 767 jirafas apiladas una encima de la otra. Lo que también significa que el pico del Monte Vema está a solo 26 m debajo de la superficie del océano, por lo que Greenpeace podrá ir allí con buzos humanos y mostrar la increíble biodiversidad de la región.

2 / Los primeros exploradores del Monte Vema buscaban diamantes

Los descubridores inicialmente esperaban encontrar grandes depósitos de diamantes en Vema. En cambio, encontraron otro tipo de riqueza: la langosta de Tristán o Jasus tristani , una especie de langosta que sólo se encuentra en otro lugar en el archipiélago de Tristán da Cunha, a unas 1.000 millas náuticas de distancia. Este tipo de langosta disfrutó de una gran fama entre los amantes de los mariscos y se vendió a un buen precio, antes de que se extinguiera prácticamente en el Monte Vema debido a la sobrepesca. La población de langostas de Tristán todavía no se ha recuperado hasta el día de hoy.

3 / Monte Vema está lleno de artes de pesca abandonadas

na red fantasma encontró a la deriva a través del Gran Parche de Basura del Pacífico. Muchos peces se sintieron atraídos por esta red © Justin Hofman / Greenpeace

Ahora, en lugar de las langostas de Tristán, las exploraciones en el área solo encuentran viejos equipos de pesca desechados, una trampa mortal para numerosos animales. Las artes de pesca abandonadas, llamadas «artes fantasma», continúan atrapando criaturas marinas como si todavía estuvieran siendo utilizadas, atrapando y enredando especies que no pueden liberarse y que terminan muriendo. Esto daña tanto la vida marina como al pescador que pierde parte de su captura potencial.

4 / Un Tratado Global del Océano podría ayudar a proteger este lugar

Los montes submarinos como el Monte Vema a menudo se encuentran a kilómetros de las aguas nacionales de los países, en alta mar. Eso hace que sea difícil brindarles la protección adecuada, ya que las brechas en las regulaciones existentes pueden ser explotadas fácilmente por las industrias destructivas. Es por eso que estamos haciendo campaña por un tratado global para proteger alta mar, de modo que los ecosistemas únicos como el de Vema finalmente puedan protegerse de manera efectiva.

Greenpeace viaja de polo a polo para mostrar la biodiversidad, las amenazas y las posibles soluciones para proteger nuestros océanos, ¡y Monte Vema es la próxima parada!

Pulsando aquí puedes apoyar la campaña para proteger y promover estos santuarios oceánicos

Autora: Helena Kowarick Spiritus, miembro de la campaña de Océanos de Greenpeace Deutchland