
La deforestación tiene un impacto incluso más grave de lo previsto.
Un nuevo estudio muestra que la regeneración de los bosques amazónicos luego de la agresiva deforestación sufrida puede ser mucho más lenta de lo que se pensaba. Los hallazgos podrían tener impactos significativos para las predicciones del cambio climático, ya que la capacidad de los bosques secundarios para absorber el carbono de la atmósfera puede haberse sobreestimado.
El estudio de la Universidad de Lancaster, que monitorizó el crecimiento forestal durante dos décadas, muestra que el cambio climático y la pérdida más amplia de bosques podrían estar obstaculizando el crecimiento en la Amazonia.
Al tomar grandes cantidades de carbono de la atmósfera, los bosques que vuelven a crecer después de la tala, comúnmente llamados bosques secundarios, se han considerado una herramienta importante para combatir el cambio climático causado por el hombre. Sin embargo, el estudio realizado por un grupo de investigadores brasileños y británicos muestra que incluso después de 60 años de rebrote, los bosques secundarios estudiados contenían solo el 40% del carbono respecto a los bosques que no habían sido alterados por los humanos. Si las tendencias actuales continúan, los bosques tardarán más de un siglo en recuperarse por completo, lo que significa que su capacidad para ayudar a combatir el cambio climático puede haberse sobreestimado enormemente.
Los bosques secundarios también sufren más durante las sequías
El estudio, publicado en la revista Ecology, también muestra que los bosques secundarios toman menos carbono de la atmósfera durante las sequías. Y hay que recordar que el cambio climático está aumentando la cantidad de años de sequía en la Amazonia.
El primer autor de esta investigación, Fernando Elias, de la Universidad Federal del Pará, explica que la región estudiada en la Amazonia «ha experimentado un aumento de temperatura de 0.1 C por década, y el crecimiento de los árboles fue menor durante los períodos de sequía». «Con predicciones de más sequía en el futuro, debemos ser cautelosos acerca de la capacidad de los bosques secundarios para mitigar el cambio climático. Nuestros resultados subrayan la necesidad de acuerdos internacionales que minimicen los impactos del cambio climático«, destaca Elias.
La biodiversidad de los bosques secundarios también es más pobre
Más allá de ayudar a combatir el cambio climático, los bosques secundarios también pueden proporcionar un hábitat importante para las especies amenazadas. Sin embargo, los investigadores descubrieron que los niveles de biodiversidad en los bosques secundarios era de apenas el 56% de los bosques locales no alterados, sin un aumento en la diversidad de especies durante los 20 años de monitorización.
Muchos países han hecho grandes promesas de reforestación en los últimos años, y Brasil se comprometió a restaurar 12 millones de hectáreas de bosques bajo el acuerdo climático de París. Tomados en conjunto, estos resultados sugieren que estas grandes promesas de restauración forestal deben ir acompañadas de una acción más firme contra la deforestación de los bosques primarios y una cuidadosa consideración sobre dónde y cómo reforestar.
La zona estudiada del Amazonas ha perdido casi toda su cubierta forestal original
La investigación se realizó en Bragança, Brasil, la región fronteriza de deforestación más antigua del Amazonas que ha perdido casi toda su cubierta forestal original. El biólogo Joice Ferreira, investigador de la Corporación Brasileña de Investigación Agrícola, explicó que el estudio muestra que «en áreas fuertemente deforestadas, la recuperación forestal necesita apoyo e inversión adicionales para superar la falta de fuentes de semillas y animales que dispersan semillas». «Esto es diferente de otras áreas que hemos estudiado donde la deforestación histórica es mucho más baja y los bosques secundarios se recuperan mucho más rápido sin intervención humana», comenta Ferreira.
Jos Barlow, profesor de Ciencias de la Conservación en la Universidad de Lancaster en el Reino Unido, señala la necesidad de más estudios a largo plazo. «Los bosques secundarios están cada vez más extendidos en la Amazonía, y su potencial de mitigación del cambio climático los hace de importancia mundial. Se necesitan más estudios a largo plazo como el nuestro para comprender mejor la resiliencia de los bosques secundarios y enfocarse en la restauración de las áreas que harán más por combatir el cambio climático y preservar la biodiversidad».