
Científicos encuentran una curiosa correlación de la salud ciudadana respecto del diseño de las áreas verdes cercanas.
En épocas recientes los científicos han mostrado gran interés por la relación entre urbanismo sostenible y salud. En Diario.eco hemos trasladado en ocasiones anteriores diversos estudios en este ámbito, por ejemplo el informe que relaciona áreas verdes y disminución de muertes prematuras. O incluso sobre el aumento de lo que llamaríamos grado de «felicidad» en adultos que, cuando niños, pasaron más tiempo al aire libre.
El estudio del que hoy nos ocupamos complementa estas líneas de investigación en un interesante sentido. Has ahora casi todos los estudios que investigan los efectos de los entornos naturales en la salud humana se centran en la cantidad de espacios verdes de una comunidad. Pero Huaquing Wang y Lou Tassinary han descubierto que la forma, dimensiones y conectividad del espacio verde, tiene un papel importante en esta asociación entre salud y áreas verdes. Específicamente, han encontrado que sorprendentemente, o no tanto, si bien la mayoría de parques comunitarios son cuadrados, un reflejo del bloque de la ciudad donde están ubicados, los parques de forma irregular reducen el riesgo de mortalidad de los residentes que viven cerca de ellos.

Pistas clave para el diseño de áreas verdes que fomenten mejor la salud de sus vecinos
«Nuestros resultados sugieren que vincular los parques existentes con las vías verdes o agregar nuevos parques conectados podría ser estrategias magníficas para promover la salud», concluyen Wang y Tassinary. «Mostramos que la complejidad de la forma del parque se asoció positivamente con un menor riesgo de mortalidad», exponen, «esta asociación podría atribuirse al mayor número de puntos de acceso proporcionados por espacios verdes de forma compleja».
Los datos del estudio salen de análisis estadísticos de los datos de cobertura del suelo de Filadelfia para evaluar los vínculos entre las métricas espaciales del paisaje y resultados de salud. Descubrieron así que los residentes en las secciones censales con espacios verdes más conectados, agregados y de forma compleja tenían un menor riesgo de mortalidad.
Y es que, tal y como las líneas de la naturaleza no se trazan con escuadra y cartabón, sino que siguen su rica, diversa y compleja red de caprichoso despliegue, las formas de un parque deberían ser menos rígidas y buscar acercarse más a esa complejidad natural. «Cuanto más irregular y compleja sea la forma del parque, mejor», opinan los investigadores.