
Así arrasa una multinacional en África con pueblos, cultura y derechos humanos en la segunda mayor selva tropical del planeta.
«Nuestro informe expone una dura verdad: las promesas huecas de desarrollo de una élite multinacional y local que son un desastre para los pueblos indígenas», explica la doctora Victorine Che Thöner, líder de la campaña forestal de Greenpeace África. «Sudcam, que destruye los bosques, es responsable de los desplazamientos forzados y la destrucción de viviendas y áreas sagradas de estas comunidades».
Se refiere la activista africana a las devastadoras consecuencias de las agresivas talas forestales en la cuenca del Congo para abrir terrenos para la agricultura industrial. Greenpeace ha publicado un informe donde se recogen y describen especialmente las violaciones de derechos humanos en las comunidades indígenas Baka, en el sur del Camerún. Operaciones capitaneadas, según denuncian los ecologistas, por Sudcam, una empresa subsidiaria del gigante de caucho Halcyon Agri, con sede en Singapur, y que han llevado a la destrucción de los campamentos de los pueblos baka, han restringido su acceso a la tierra utilizada para la agricultura, la pesca y la caza, y han contribuido a la pérdida de su idioma y cultura.

Destrucción de bosques y pisoteo de los derechos humanos en el corazón de África
El bosque de la cuenca del Congo forma el segundo mayor bloque de selva tropical en la Tierra. Abarcando seis países, es el hogar de millones de personas cuyos medios de vida dependen directamente de los recursos forestales y cuyas prácticas culturales y espirituales están estrechamente vinculadas al bosque. Más de 60 mil millones de toneladas de carbono se almacenan en sus árboles y suelos, la mitad en turberas recientemente descubiertas. El bosque de la cuenca del Congo juega un papel clave en la regulación del clima subregional y global y proporciona lo necesario para el equilibrio básico de la biodiversidad de los ecosistemas de la región.
El bosque de la cuenca del Congo forma el segundo mayor bloque de selva tropical en la Tierra
En el mencionado informe de Greenpeace se describen amplias violaciones de los derechos humanos, documentadas por la asociación ecologista junto con el colectivo local Appui à l’autopromotion et l’Insertion des Femmes, des Jeunes et des Désoeuvrés (Apifed). Los activistas reclaman que se devuelvan a las comunidades las áreas de bosque aún no destruídas y que se respeten los derechos que la propia legislación camerunesa otorga a los pueblos indígenas. Solicitan también que se aclaren datos sobre la identidad del accionariado que se beneficia de esta destrucción de bosques y abuso de derechos humanos.
Desde 2011 y hasta finales de 2018, Sudcam despejó un bosque tropical del tamaño de París, liberando CO2 equivalente a la quema de 60.000 vagones de carbón. Además, los movimientos demográficos causados por la empresa han llevado a una mayor caza furtiva de especies en peligro de extinción en la reserva faunística adyacente Dja (un sitio del Patrimonio Mundial de la UNESCO). Che Thöner no duda en calificar de «enloquecida» la estrategia de las empresas responsables y acusa directamente a «élites locales» de beneficiarse de esta masiva ocupación y destrucción de tierras indígenas. El líder de una de las comunidades explica para Greenpeace como contraviniendo la legislación, la multinacional arrasó con su territorio y como directamente fueron advertidos para no volver a sus campamentos: «Nos dijeron que no podíamos volver al bosque nunca más».