Grave problema para la especie, debido principalmente a la fuerte demanda del mercado asiático de ese tipo de «productos».
Thor, Mumford, Tau, Isis, Mia… Majestuosos animales que tenían nombre y vivían en este caso en una reserva natural privada en Sudáfrica, Sunward Ranch, cuyas cercas electrificadas fueron traspasadas por los furtivos. Un espacio dedicado además a acercar a niñas y niños, principalmente de áreas desfavorecidas del país, a la naturaleza y a la vida salvaje. Los cazadores accedieron al lugar y redujeron primero a los animales con comida envenenada y, después de la muerte de los leones y leonas, procedieron a cortar sus cabezas, mandíbulas y patas.
Una noticia que, tristemente, se repite cada poco tiempo en Sudáfrica. Y es que las partes extraídas a los animales abastecen un doble mercado. Por una parte el propio mercado local sudáfricano, que alimenta viejas tradiciones que usan partes del cuerpo de los leones para pociones presuntamente mágicas. Por otro, el mucho más lucrativo mercado asiático, donde la mal llamada medicina tradicional china paga sumas desorbitadas por diferentes partes de animales de todo el mundo para la elaboración de brebajes, polvos y ungüentos diversos. Un oscuro contrabando que está incitando al asesinato de miles de animales, también de los leones.
