
Francia viene siendo durante años punta de lanza en Europa en la lucha contra múltiples contaminantes químicos. También es el país donde con más firmeza se han puesto en marcha regulaciones para proteger a la población de algunas sustancias. Y fue precisamente Francia el país que solicitó a la Agencia Europea de Sustancias Químicas (ECHA) la clasificación del bisfenol A (BPA) como peligroso disruptor endocrino. Una decisión que la ECHA confirmó durante el verano de 2017, clasificando el BPA como «sustancia con propiedades disruptivas endocrinas que pueden tener efectos graves en la salud humana».
La decisión fue inmediatamente impugnada por la poderosa industria del plástico. Agrupados en la asociación Plastics Europe, los productores de plástico recurrieron en los tribunales. El objetivo era seguir usando un tipo de sustancia que reporta enormes beneficios para las empresas. Hay que recordar que el bisfenol puede encontrarse en multitud de objetos de uso cotidianos, desde los tíckets que nos dan en cualquier tienda con nuestra compra hasta prendas de ropa, juguetes u otros productos de uso diverso. Y de hecho, son omnipresentes en envases plásticos alimentarios.
Ahora, el Tribunal General de la Unión Europea (sala Quinta) ha emitido su resolución al respecto (20/9/2019), desestimando el recurso de Plastics Europe y condenando al lobby a cargar con sus propias costas y las de la Agencia Europea de Sustancias Químicas (ECHA). Considera el tribunal que ECHA no ha violado ninguna disposición legal en su pronunciamiento sobre el BPA. La Corte europea avala así de nuevo la clasificación como disruptor endocrino del bisfenol A, una advertencia de ECHA que admite que «puede tener efectos graves sobre la salud humana». Un nuevo revés para esta sustancia que confirma la decisión de los tribunales emitida ya a principios del verano considerando al bisfenol A oficialmente tóxico para la reproducción.