El 60 % de toda la salud perdida por culpa de una alimentación insana puede atribuirse al consumo excesivo de carne, destaca Justicia Alimentaria. Para producir la ingente cantidad de carne que cada día circula por los mercados, el Estado español es a día de hoy líder europeo en el uso y abuso tanto de pesticidas como de antibióticos. Un abuso de antibióticos al que, tal y como hemos subrayado anteriormente, es prioritario poner coto.
La industria ganadera española usa 402 mg de antibióticos por kilogramo de carne. Eso es cuatro veces más que Alemania (que tiene el doble de vacas y el mismo número de cerdos) y seis veces más que Francia (que tiene tres veces más vacas). El consumo total de antibióticos en salud humana fue en 2016 de 136,38 mg/kg de biomasa, excluyendo receta privada. Mientras, ese mismo año fue de 362,4 mg/kg de biomasa en veterinaria. Si en los humanos existe la sobremedicación, en los animales productivos la situación actual es crítica.
La alimentación insana es el factor que más incide en la salud de la población
Contrariamente a lo que pudiera pensarse, desde Justicia Alimentaria nos advierten del peso de la alimentación insana como factor de erosión de la salud. A gran distancia incluso de factores como el tabaco, el alcohol, las drogas o las enfermedades transmisibles.
Y dentro de la categoría de riesgo alimentario, el más importante es el cárnico. En concreto, el 60 % de toda la salud perdida por culpa de una alimentación insana puede atribuirse al consumo excesivo de carne. Los gastos en salud pública relacionados con las enfermedades derivadas del exceso de consumo de carne ascienden a los 7.400 millones de euros (costes directos e indirectos). Esto supone un gasto por persona de 157 euros/año, lo que equivale al 13 % del total del gasto sanitario público por habitante. El negocio de la carne, altamente rentable para la industria cárnica, sale realmente caro al resto de la sociedad.