El gobierno brasileño admite que la deforestación se ha disparado en la Amazonia

Zona deforestada por incendios en la Amazonia
Vista aérea de áreas quemadas e incendios en el Amazonas, en la zona de Nova Bandeirantes, Mato Grosso /Foto: Victor Moriyama – Greenpeace

Ecologistas acusan al ejecutivo de aprovechar la pandemia para «acelerar en su plan para destruir el medio ambiente».

El primer trimestre de 2020 se ha cerrado en la Amazonia brasileña con la pérdida de 796 mil kilómetros cuadrados de masa vegetal. Esto supone un incremento de más del 50% con respecto a los datos del mismo trecho del año anterior. Son además los peores datos en el último lustro, según los propios datos oficiales divulgados por el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciais (INPE).

Desde el gobierno brasileño, el vicepresidente Hamilton Mourão ha relacionado esta negativa evolución y aumento de talas ilegales y deforestación en la Amazonia con el actual contexto de crisis sanitaria. En declaraciones a medios locales, el alto cargo brasileño justifica la situación con el hecho de que todos los esfuerzos están en este momento centrados en el combate a la pandemia por coronavirus.

Hay que recordar que Mourão es en la actualidad el director del llamado Consejo Nacional de la Amazonía, después de que Bolsonaro decidiese arrebatarle este órgano al Ministerio de Medio Ambiente y transferirlo al Vicepresidente. Se trata en todo caso de un órgano prácticamente inactivo e integrado en exclusiva por representantes del gobierno federal, que deja fuera incluso a los gobernadores de los estados de la Amazonia. Una figura simbólica sin ningún tipo de presupuesto, objetivo, actividad o función.

Acelera el proyecto de destrucción forestal

«Covid-19 es la oportunidad perfecta para que el gobierno de Bolsonaro presione el acelerador en su plan para destruir el medio ambiente. Mientras la población brasileña sigue atenta a la pandemia, el gobierno, en lugar de intensificar el control y la inspección ambiental, debilita las políticas y despide a los empleados comprometidos con la protección del bosque y sus pueblos», explicaban a mediados de abril de 2020 desde Greenpeace Brasil.

Citan por ejemplo el caso reciente del cese de Olivaldi Borges Azevedo, director del Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (IBAMA), precisamente un par de días después de que esta agencia impulsase una acción contra la minería ilegal en tierras indígenas. Los activistas alertan de que el despido de Azevedo está relacionado con su oposición a la decisión del ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, de liberar madera nativa sin autorización, una práctica que favorece la tala ilegal.

Un ejemplo más de como Bolsonaro y sus ministros «están haciendo lo contrario de lo que deberían hacer». Denuncian asó que el Ministerio del Medio Ambiente redujo las acciones para monitorear la deforestación durante la pandemia, suavizó las reglas de control ambiental y está despidiendo a sus analistas.