Con o sin BPA los plásticos siguen siendo dañinos y afectan el desarrollo cerebral

Botellas de plástico con tapón azul y rojo
Científicos revelan nuevos descubrimientos sobre sustancias plásticas como el BPS.

Las evidencias científicas sobre los peligros del BPA se han venido acumulando durante años. Los investigadores han puesto sobre la mesa abundantes evidencias de como esta sustancia química está por detrás de problemas como la interrupción temprana de embarazos, enfermedades placentarias y diferentes efectos negativos para la salud después del nacimiento del bebé.

Estas evidencias no han sido suficientes para frenar la omnipresencia de estos plásticos en el mercado, pero la difusión de sus efectos nocivos y las medidas de algunas administraciones han llevado a que la industria use algunos productos químicos alternativos para desarrollar productos plásticos. Hoy en día diversos envases de alimentos o por ejemplo botellas de agua, llevan etiquetas que los señalan como «Libre de BPA». No obstante, un equipo de la Universidad de Missouri ha publicado en la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences una investigación que indican que estas alternativas podrían seguir siendo perjudiciales para la salud humana.

La científica Cheryl Rosenfeld y su equipo se fijaron en concreto en alternativas habituales como el llamado bisfenol S (BPS), concluyendo que a día de hoy no son seguras para las personas. Rosenfeld y sus colegas se centraron en examinar los efectos de BPS en la placenta de un ratón. Según nos explica, la placenta sirve como un registro histórico de lo que enfrenta un niño nonato mientras está en el útero. También puede transferir cualquier cosa a la que la madre pueda estar expuesta en su sangre, como productos químicos nocivos, al niño en desarrollo.

Consecuencias perjudiciales del BPS para la salud

«Las sustancias químicas sintéticas como el BPS pueden penetrar a través de la placenta materna, por lo que todo lo que está circulando en la sangre de la madre puede transferirse fácilmente al niño en desarrollo», explica Rosenfeld, profesora de ciencias biomédicas. «Este modelo de ratón es el mejor modelo que tenemos ahora para simular los posibles efectos de BPS durante el embarazo humano, porque la placenta tiene una estructura similar tanto en ratones como en humanos».

Rosenfeld agrega que la placenta sirve como fuente primaria de serotonina para el desarrollo del cerebro fetal tanto en ratones como en humanos. La serotonina, aunque comúnmente se asocia con el sentimiento de felicidad, es un químico natural que puede afectar las funciones de una persona, incluidas sus emociones y actividades físicas como dormir, comer y digerir los alimentos.

«La placenta responde tanto a los químicos naturales como a los químicos sintéticos que el cuerpo malinterpreta como químicos naturales, pero el cuerpo no tiene la capacidad de mitigar los efectos perjudiciales de tales químicos fabricados industrialmente», analiza Rosenfeld. «Más importante aún, estos químicos tienen la capacidad de reducir la producción de serotonina en la placenta. Los niveles más bajos de serotonina pueden comprometer el desarrollo del cerebro fetal porque durante este tiempo crítico en el desarrollo, el cerebro depende de la placenta para producir serotonina. Por lo tanto, la exposición del desarrollo al BPA o incluso su sustituto, BPS, puede conducir a consecuencias para la salud de largo recorrido».

Referencia bibliográfica: Bisphenol A and bisphenol S disruptions of the mouse placenta and potential effects on the placenta–brain axis. Autores: Jiude Mao, Ashish Jain, Nancy D. Denslow, Mohammad-Zaman Nouri, Sixue Chen, Tingting Wang, Ning Zhu, Jin Koh, Saurav J. Sarma, Barbara W. Sumner, Zhentian Lei, Lloyd W. Sumner, Nathan J. Bivens, R. Michael Roberts, Geetu Tuteja, y Cheryl S. Rosenfeld. Publicación: PNAS.