Ecologistas en Acción pide a la ciudadanía que no asista a circos y espectáculos que usen animales en sus números.
El maltrato animal y las penosas condiciones de los animales silvestres son la base de los espectáculos circenses y durante la época navideña hay numerosos ejemplos: Ecologistas en Acción ha detectado al menos tres circos itinerantes y 12 delfinarios que en España en estas fechas están exhibiendo espectáculos con animales dentro de sus instalaciones.
Conseguir que un animal realice un acto o desarrolle un comportamiento antinatural para su especie -como la pirueta de un elefante sobre un taburete, un oso bailando, o un gran felino atravesando un aro en llamas- no se consigue premiando al animal. Se logra a base de prácticas aberrantes y de castigos dolorosos realizados durante horas hasta que el animal tiene más miedo a no hacer lo que se le pide, que a hacerlo.
Esta es la razón de que, para acabar con estas prácticas, es imprescindible divulgar y sensibilizar la realidad que está detrás de estos espectáculos. La sensibilidad social que se ha experimentado durante los últimos años por este tema ha conseguido que poco a poco los circos con animales tengan cada vez más dificultades para realizar sus giras. De los cerca de 30 circos tradicionales que están de gira en el Estado español durante estas Navidades, apenas tres de ellos utilizan animales en sus espectáculos. Es un cambio muy importante, ya que en 2014 Ecologistas en Acción había censado 35 circos con animales en estas mismas fechas.
Sensibilización ciudadana y presión a las administraciones
De forma paralela a la creciente preocupación de la ciudadanía por frenar las prácticas de maltrato animal, las administraciones han respondido con medidas concretas en muchos lugares. Así, Ecologistas en Acción ha registrado que cerca de 500 municipios han modificado sus ordenanzas o han aprobado mociones encaminadas a evitar que estas instalaciones se ubiquen en sus municipios. También los parlamentos de diez comunidades autónomas han desarrollado o modificado normativas al respecto. Y el Ministerio de Cultura y Deportes ha anunciado que en sus convocatorias anuales de subvenciones en artes escénicas, ya no entrarán las empresas responsables de circos con animales.
«Es comprensible que las personas más jóvenes se sientan atraídas por la presencia de grandes animales en sus ciudades, pero debemos potenciar una educación que ponga en valor el disfrute de nuestro entorno más cercano y el conocimiento de las especies que lo habitan. El oso, por ejemplo, es una especie gravemente amenazada en la península ibérica. Debemos explicar a nuestras hijas e hijos que el lugar de esta animal es el medio natural, no el circo, cautivo en jaulas, cercado por el sufrimiento y el látigo. No es gracioso ver un oso bailar, sobre todo si para ello es sometido durante horas cada día a descargas eléctricas», explica Chesus Ferrer, portavoz de Ecologistas en Acción.
No hay a día de hoy ningún motivo que justifique el maltrato animal como base del ocio de la ciudadanía. Hace unos meses contábamos como en Alemania un circo pionero ha creado un espectáculo donde los animales son proyecciones virtuales de ficción a través de hologramas.