Masivos vertidos de purines sin tratar en el entorno del Guadalquivir

Cisterna descarga purines en Carmona / Imagen: Ecologistas en Acción

Impacto ambiental de la cría intensiva de cerdos.

Durante una hora, dos cisternas de 10 metros cúbicos cada una esparcen purines frescos en un terreno de aproximadamente una hectárea. El suceso fue filmado por un grupo de ecologistas como ejemplo de lo que denuncian como práctica habitual, según refrendan los vecinos.

Sucedió en el municipio de Carmona, en la provincia de Sevilla, donde existen hasta 54 explotaciones intensivas de cerdos, unos 400.000 animales, hacinados en espacios reducidos, produciéndose 1.600.000 metro cúbico aproximadamente de purines al año, que se reparten por los más de 924 km2 del término municipal de Carmona.

Descontrol ambiental

Desde que la ley europea obliga a estas instalaciones a obtener una Autorización Ambiental, se han visto obligadas a ir cumpliendo los requisitos legales, principalmente en cuanto a la gestión de purines y estiércoles. Pero no hay suficientes inspectores dedicados a vigilar su cumplimiento. El vídeo es un ejemplo, denuncian, de lo que estaría sucediendo realmente.

Esto ocurre en un contexto donde hace tiempo que la masa de agua subterránea Sevilla-Carmona está declarada por el Plan Hidrológico del Guadalquivir como en mal estado. El agua de los pozos de los Alcores ya contenía 100 ppm de nitratos en 2007, lo que la hace no potable.

La contaminación de aguas y suelos que generan las explotaciones intensivas de cerdos y su enorme consumo de agua es una grave amenaza para el medio ambiente de la zona, en riesgo de desertificación por el cambio climático.

Denuncia y alegaciones frente a las granjas de porcino

Ecologistas en Acción ha denunciado a la Junta de Andalucía, al SEPRONA y a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir eeste vertido masivo de purines sin tratar y ha presentado alegaciones a las autorizaciones ambientales solicitadas por las granjas industriales de porcino, que deben adaptarse a la normativa europea en 2020.

La mayoría de estas granjas industriales se sitúan en zona vulnerable a la contaminación por nitratos, y el Decreto 36/2008, entre otros muchos requisitos, les obliga a tener un Plan de gestión de residuos y a disponer de capacidad suficiente para almacenar durante 3 meses los purines y estiércoles producidos.

El Decreto 36/2008 establece también que “los fertilizantes orgánicos no pueden superar la dosis de 170 UFN/ha”, que “el abono debe ser enterrado” y que “No se podrá aplicar ningún tipo de fertilizante en terrenos no cultivados, salvo que se mantenga una cubierta vegetal o se haya previsto su inmediata implantación en un plazo máximo de 15 días. En este caso, se podrá incorporar una cantidad máxima total de 20 t/ha de estiércol ó 40 m³ /ha de purín en un período de 3 años”.

Vídeo de Ecologistas en Acción que documenta el vertido de purines en Carmona