Sin respuesta a la petición para frenar los tests de colisión con animales. PETA se enfrenta a China por aplastar perros y cerdos en pruebas de choque de vehículos.
«Era ciencia basura entonces y lo sigue siendo ahora». Se refieren desde la asociación Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA) a la intensa campaña que desarrollaron hace ya veinticinco años contra la empresa automovilística estadounidense General Motors para detener la por entonces cruel práctica de esta industria automotriz de aplastar animales vivos contra las paredes a altas velocidades. Se trataba de tests mortales para evaluar los impactos en accidentes automovilísticos y los perfeccionados y famosos muñecos «dummies» hacen innecesario someter a ningún animal a ese tipo de pruebas.
Pero sorprendentemente, y pese a la existencia de esos sofisticados modelos, los experimentadores continúan sujetando a asustados animales a asientos de automóviles y los estrellan contra la pared hasta que sus cuerpos están ensangrentados, magullados y destrozados. Así lo revelaba hace semanas PETA, difundiendo documentos del propio Instituto de Investigación de Medicina de Tráfico de China y el Hospital Daping, donde se llevan a cabo estos violentos experimentos. Cerdos y perros vivos son triturados en estas pruebas, dejándolos con huesos rotos y heridas internas graves antes de ser matados y disecados.
Prácticas crueles, arcaicas e injustificables
PETA denuncia que se ha probado que:
Los experimentadores forzaron a los perros a sentarse en un asiento rígido en forma de L en una posición sentada humana. Luego colocaron un disco en sus cabezas con un cable de acero, cosieron sensores en sus cabezas, les levantaron la cabeza por las orejas, dejaron caer un martillo para golpear el disco (haciendo que las cabezas de los perros se empujaran violentamente hacia atrás y provocando latigazo cervical), para posteriormente matarlos y diseccionarlos.
Los experimentadores ataron también a los cerdos vivos a un trineo de metal durante ocho horas sin proporcionarles agua o comida, atornillaron un bloque de metal en su pelvis, insertaron electrodos en su abdomen y los golpearon contra una pared. Esto les causó múltiples fracturas y lesiones graves a los animales, en su columna vertebral, pelvis y órganos internos. Posteriormente, también los mataron y diseccionaron.
Otro de los experimentos consistió en dejar a los cerdos sin comer durante 24 horas. Los privaron de agua durante seis horas, los ataron a un asiento para el automóvil con cinturones de seguridad y cuerdas, los golpearon contra una pared, lo que les provocó fracturas, contusiones y laceraciones graves, también sangrado de sus órganos internos. De hecho, resultó en la muerte inmediata de la mitad de los animales utilizados. Posteriormente todos fueron diseccionados.
Carta sin respuesta a las autoridades para detener los tests de colisión con animales
«No hay una razón justificable para usar animales para las pruebas de choques de automóviles. Le instamos a detener esta bárbara y obsoleta práctica, en favor de métodos humanos y modernos sin animales». Así finaliza la carta, de momento sin respuesta oficial, enviada al doctor Jihong Zhou, director del Instututo para la Medicina del Tráfico y a Lin Zhou, presidente del Hospital Daping, urgiéndolos a finalizar con estas prácticas después de recordarles y subrayar que se trata de métodos anticuados, acientíficos e innecesarios.