Cadena perpetua para los asesinos del «héroe» protector del saiga de Kazajstán

Saiga tatarica
Ejemplar de Saiga tatarica / Foto: Wikimedia Commons

A comienzos de 2019, la muerte de Ierlan Nourgaliev, guardabosques, conmovió a la ciudadanía de Kazajstán. Nourgaliev fue asesinado después de encontrar a varios ejemplares de saiga, la amenazada especie de antílope local, muertos por furtivos. En la persecución posterior tras los responsables, estos le hirieron de gravedad junto a un compañero. Los siete responsables del ataque fueron capturados y juzgados. Y la sentencia acaba de conocerse a mediados de febrero de 2020. Un tribunal kazjo ha condenado a tres de estos cazadores furtivos a cadena perpetua. Los otros cuatro cumplirán seis años de cárcel.

No obstante, no se trata de un caso único, ya que apenas seis meses después otro guardabosques murió tiroteado cuando trataba de arrestar a otro grupo de furtivos. Estos casos han encendido también la indignación por los precarios medios con los que cuentan los guardas encargados de proteger los ecosistemas locales.

Muy reconocibles por sus altos cuernos retorcidos y su largo hocico redondo, el saiga (Saiga tatarica) vivió su mayor esplendor en la época soviética, cuando la prohibición casi total de su caza permitió que sus poblaciones se contasen por millones. Posteriormente, el saiga ha bordeado la extinción en varias ocasiones. En años recientes, su población se ha recuperado gracias a un mayor control. Como en otros casos, una de las mayores amenazas proviene de la llamada medicina tradicional china, que otorga diversas y falsas propiedades a los cuernos de saiga, provocando su matanza y un intenso tráfico ilegal que arrasa con la especie.