
El Día Europeo sin Coches surgió como culminación de la Semana Europea de Movilidad. Este evento se celebra en la Unión Europea desde el año 1999, y es apoyado por la Comisión Europea desde el año 2000. Se convoca anualmente cada mes de septiembre y cuenta ahora con el apoyo de multitud de otras instituciones y colectivos en todo el planeta, pasando a denominarse Día Mundial sin Coches.
La jornada es heredera de otras movilizaciones surgidas a partir de mediados de los años 70 en todo el mundo. El origen fue la crisis del petróleo del año 1973 que, en un contexto de crisis, provocó las primeras preocupaciones serias sobre la necesidad de repensar el uso masivo del coche. Reikiavik (Islandia), La Rochelle (Francia) y Bath (Reino Unido) fueron ciudades pioneras ya a mediados de los años noventa en la aplicación de un Día sin Coches en sus calles. Y el Reino Unido fue precursora en 1997 de la celebración a nivel estatal de un Día sin Coches.
El objetivo del Día sin Coches: sensibilizar y transformar la movilidad urbana
La popularización de eventos como el Día sin Coche y la Semana Europea de la Movilidad ha ido paralela a la creciente preocupación ciudadana por la saturación de tráfico sobre todo en las principales urbes. También a la aparición de investigaciones científicas que señalan al uso masivo de los coches como una de las fuentes clave de contaminación en las ciudades. Una degradación del aire que respiramos en las ciudades que ha comenzado ya a impactar de forma grave en la salud de sus habitantes. No se trata ya de un simple problema medioambiental. Estamos hablando de un problema grave de salud pública.
No se trata ya de un simple problema medioambiental. Estamos hablando de un problema grave de salud pública
En este contexto, los objetivos de concienciación y sensibilización de un evento como el Día sin Coche van más allá de la ciudadanía. Es fundamental que los propios responsables políticos de las diferentes instituciones asuman las implicaciones que para la vida de las personas tiene el actual modelo urbano basado en la hegemonía de los coches. Se trata de una situación inasumible a corto plazo. La medición estricta que se hace ahora de la calidad del aire de las áreas urbanas está ofreciendo cada vez datos más preocupantes. Lo estamos viendo en algunas de las principales capitales europeas, donde ya ha sido necesario a partir de ciertos niveles de contaminación establecer decretos de prohibición de tráfico total o parcial para tratar de mantener bajo control los contaminantes en el aire.

Ciudades y pueblos no deben estar pensados para el coche, sino para el ciudadano
La planificación urbanística sigue estando centrada en el papel que la movilidad en coche todavía tiene en nuestras vidas. Iniciativas como la de Ecologistas en Acción, con el lema «Ciudades para la gente, no para los coches», tratan de llamar la atención sobre esa paradoja. Calzadas, rotondas o aparcamientos acaparan la mayor superficie de las áreas urbanizadas. Y los coches tienen a menudo prioridad sobre las personas en la planificación de cruces, semáforos y conexiones viarias. En esa tupida de red centrada en el coche, los peatones son elementos secundarios, con posibilidades, espacio y tiempo limitados para desplazare dentro de los pueblos y ciudades. En el Estado español, la cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero tienen su origen en esa omnipresencia del coche en los desplazamientos.
La hegemonía del coche en las ciudades es inasumible a corto plazo
Esta coche-dependencia causa importantes problemas de salud pública no sólo derivadas de esas emisiones contaminantes. Y es que el coche ha pasado a ser la primera opción también para pequeños desplazamientos. Trayectos muy cortos que podrían razonablemente realizarse a pie o en bicicleta son ahora hechos en vehículo a motor. Esto es un factor añadido al ya creciente sedentarismo en nuestras sociedades, y añade lastre a la inactividad común que está en el origen, junto con otros factores, de problemas cardíacos, obesidad, problemas articulares o diabetes tipo 2. Porque caminar un pequeño trayecto de apenas un par de kilómetros en vez de optar por el coche contribuye decisivamente no sólo a la salud del planeta, sino a la salud cardiovascular personal. Y no sólo eso, diversos ejemplos han demostrado que la promoción de los desplazamientos a pie sobre el coche redunda también en mejoras de la seguridad en las calles, la cohesión social de los barrios y tiene grandes beneficios en las economías locales.
¿Cuál es o cuál debería ser el futuro del Día sin Coches
La Comisión Europea ha empezado a apoyar en el entorno de cada Semana Europea de Movilidad la ejecución de buenas prácticas en los municipios participantes, tanto pequeños ayuntamientos como grandes ciudades. Se premian ideas y proyectos concretos de sensibilización puestos en marcha en el entorno de esta Semana y del propio Día sin Coches. Pero muchas de las acciones tienen también un impacto más allá de este período concreto del año.
Es objetivo de la Semana Europea de Movilidad no sólo es concienciar a la ciudadanía, sino sensibilizar también a los responsables políticos
El futuro pasa por que esas y otras buenas prácticas vayan cada vez más allá de eventos coyunturales. Es objetivo de la Semana Europea de Movilidad no sólo es concienciar a la ciudadanía, sino sensibilizar también a los responsables políticos. La presión ciudadana y la asunción de nuevos paradigmas de sostenibilidad por parte de los líderes elegidos para las instituciones, debieran desembocar en la promoción de nuevas estrategias de movilidad. La políticas a todos los niveles deben asumir de forma transversal la necesidad de nuevas formas de organización del espacio público que prioricen al ciudadano sobre el coche.
Es un objetivo de sentido común avalado por multitud de factores: mejoras para la salud pública de la ciudadanía, reducción de emisiones contaminantes generadoras de cambio climático, ahorro energético, reducción de ruído, recuperación de espacios comunes para la vecindad, etc. En definitiva, el Día sin Coches ha de ser punta de lanza de la asunción colectiva de la progresiva introducción de políticas planificadas en torno a los objetivos establecidos por la Comisión Europea para las próximas décadas para la movilidad urbana:
- eliminar los coches de combustibles convencionales en las ciudades para 2050
- avanzar hacia una logística urbana sin emisiones en los principales centros
urbanos para 2030
*Aquí podéis descargar el Manual de Buenas Prácticas para el Día sin Coches y la Semana de la Movilidad