Cientos de organizaciones de todo el mundo lanzan campaña de oposición a los rescates con dinero público a la industria de la aviación.
*Actualizada a 6/4/2020
El marzo de 2020, la IATA (Asociación Internacional del Transporte Aéreo) reclamó a los Gobiernos ayudas urgentes y sin condiciones por valor de 200.000 millones de euros para rescatar a decenas de aerolíneas. La red global Stay Grounded, en la que está involucrada entre otros muchos colectivos Ecologistas en Acción, está promoviendo una campaña a través de la cual se hará llegar a los diferentes ejecutivos una carta abierta firmada por más de 250 organizaciones en la que se esgrimen las razones de nuestra oposición a los rescates.
«En plena crisis del COVID-19, mientras el mundo entero lucha contra el virus e innumerables personas trabajadoras están perdiendo sus ingresos, la industria de la aviación exige rescates pagados por los contribuyentes y sin condiciones. Los rescates no deben permitir al sector de la aviación volver al negocio como si no pasase nada cuando acabemos con el coronavirus: toda ayuda pública debe asegurar que las personas trabajadoras y el clima son apoyadas en primer lugar».
*Texto completo de la petición
#SavePeopleNotPlanes: Líneas rojas en el rescate a la aviación
En plena crisis del COVID-19, mientras el mundo entero lucha contra el virus e innumerables personas trabajadoras están perdiendo sus ingresos, la industria de la aviación exige rescates pagados por los contribuyentes y sin condiciones. Sin embargo, en los últimos años, esta industria se ha opuesto frontalmente a cualquier intento de acabar con sus injustas exenciones de impuestos y ha rechazado contribuir de manera sustancial a los objetivos mundiales de reducción de emisiones, lo que requeriría medidas para frenar significativamente la envergadura de la industria de la aviación.
La aviación es responsable del 5 al 8% del impacto climático global, causado principalmente por una minoría adinerada que vuela frecuentemente. Además, este sector asume que el porcentaje seguirá creciendo. Durante las últimas décadas han obtenido enormes beneficios, a costa de ofrecer bajos salarios a sus trabajadores y en detrimento del clima.
Las personas trabajadoras afectadas por la crisis actual necesitan apoyo, pero no debemos dejar que la industria de la aviación se salga con la suya, privatizando los beneficios mientras que el sector público paga sus pérdidas.
Los rescates no deben permitir al sector de la aviación volver al negocio como si no pasase nada cuando acabemos con el coronavirus: toda ayuda pública debe asegurar que las personas trabajadoras y el clima son apoyadas en primer lugar.
Exigimos:
- Las personas en el centro.
En vez de rescatar a los ejecutivos y a los accionistas, toda asistencia financiera debe asegurar que las y los trabajadores son apoyados, protegiendo su salud y sus trabajos, y una renta básica vital real durante la crisis debe ser garantizada a asistentes de vuelo, pilotos, personal de tierra, proveedores y otras personas trabajadoras afectadas. - Una transición justa: Hacia una movilidad respetuosa con el medio ambiente.
Una condición para el apoyo público debe ser el compromiso hacia una senda de calentamiento global de 1.5 °C. La reducción de emisiones debe ser drástica y sin emplear sistemas dudosos de contabilización, como compensaciones de emisiones o apostar por biocombustibles que dañan al medio ambiente, a la seguridad alimentaria y a los derechos de la tierra. La “aviación verde” es un espejismo, el transporte aéreo debe reducirse. Para una recuperación justa, la toma de decisiones democrática y la propiedad pública son decisivas. Los gobiernos deben apostar por una transición justa: cambios sistémicos en las redes de transporte, asegurando alternativas asequibles (como el transporte ferroviario) y capacitando a las personas trabajadoras a abandonar los trabajos dependientes de los combustibles fósiles, sustituyendolos por empleos decentes y sostenibles. - ¿No pagan impuestos? ¡No hay rescates!
No es justo salvar a la industria de la aviación con el dinero de los contribuyentes si esta apenas paga impuestos, dándole así una ventaja desleal con respecto a otros medios de transporte menos contaminantes. Por lo tanto, las exenciones fiscales deben desaparecer: hay que obligar a las aerolíneas a pagar un impuesto por el queroseno; y en vez de programas que incentivan el transporte aéreo como los beneficios para viajeros frecuentes, se deben poner en marcha impuestos justos y progresivos para dichas personas.
Es importante emplear esta inesperada pausa en la aviación para construir un sector de transporte respetuoso con el clima, creando mayores niveles de resiliencia para futuras crisis.
Pulsa aquí para firmar en apoyo de la campaña #SavePeopleNotPlanes
Salvemos a las personas, no a los aviones
*Actualización de 24/3/2020
Ecologistas en Acción se muestra contraria al rescate de aerolíneas mediante inyecciones de dinero público.
La significativa reducción del número de vuelos a nivel global como consecuencia de la gestión de la pandemia de coronavirus ha encendido las alarmas de la industria de la aviación y, en concreto, de las aerolíneas. La semana pasada, la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) reclamaba a los Estados una ayuda de emergencia de unos 200.000 millones de dólares para paliar las pérdidas de los operadores aéreos. Al día siguiente, los ministros de Transporte de la UE se reunieron para debatir posibles medidas urgentes de apoyo al sector.
Ante esta situación, Ecologistas en Acción se opone a los rescates millonarios a las líneas aéreas y pide que las ayudas financieras públicas se destinen en primer lugar a atender las necesidades de las decenas de miles de trabajadoras y trabajadores que en estos momentos se encuentran en una situación de enorme precariedad e incertidumbre. También que se orienten a fomentar un sistema de transporte más justo y sostenible desde los puntos de vista social y ambiental.
Una industria que suma años de «injustas exenciones fiscales»
Para la organización ecologista, ofrecer apoyo financiero con dinero del contribuyente a compañías que durante años han maximizado sus beneficios gracias a injustas exenciones fiscales, resulta inaceptable. Según un estudio de la Comisión Europea, los privilegios fiscales de las aerolíneas en la UE (no pagan impuestos por el combustible ni el IVA de los vuelos internacionales) suponen un agujero en las arcas comunitarias de unos 27.000 millones de euros al año.
Por otro lado, de forma paralela al crecimiento de sus emisiones de gases de efecto invernadero, las líneas aéreas han visto aumentar sus beneficios durante los últimos años de forma exponencial. Según el constructor Airbus, en el periodo 2015-2019 las aerolíneas obtuvieron prácticamente los mismos beneficios que en las cuatro décadas anteriores. Sin embargo, en lugar de utilizar esos beneficios multimillonarios para sanear sus cuentas y guardar recursos para afrontar momentos de crisis, las compañías han optado por adoptar arriesgadas políticas de endeudamiento con el objetivo de aumentar sus valores en bolsa y ofrecer pingües beneficios a propietarios y accionistas.
Toda ayuda debiera enfocarse a la «reconversión» del sector
En opinión de Pablo Muñoz, responsable de la campaña de aviación de Ecologistas en Acción, «las ayudas públicas no pueden destinarse a mantener de manera artificial –algunas aerolíneas ya estaban al borde de la quiebra antes de la crisis del coronavirus– a compañías que maximizan sus cifras de negocio a costa de dañar el planeta y que socializan las pérdidas mientras acumulan los beneficios en las manos de unos pocos».
Para la entidad ecologista, cualquier asistencia financiera con fondos públicos al sector tiene que estar enfocada a su reconversión, orientada a la reducción significativa de los vuelos de corta y media distancia. También a poner fin a cualquier tipo de exención fiscal (especialmente del IVA y el combustible), a la inversión en combustibles menos contaminantes y al abandono de planes de ampliación de la capacidad del transporte aéreo, tanto de flota como de infraestructura aeroportuaria.
Igualmente, frente los rescates multimillonarios a compañías privadas individuales, Ecologistas en Acción defiende el empleo de los fondos públicos para el desarrollo de una red de transporte más justa y sostenible, en especial, potenciando el transporte ferroviario, que debe ser una alternativa real a la aviación. Asimismo propone prestar el apoyo necesario a trabajadoras y trabajadores para su recolocación en dicha red.
La insostenibilidad del actual modelo de movilidad
Los enormes descensos de los niveles de contaminación registrados a nivel global durante los últimos días ponen de manifiesto la insostenibilidad del actual modelo de movilidad, y demuestran que volver al modelo de movilidad previo a la crisis ya no es una opción viable en un contexto de emergencia climática.
Según Muñoz, «resulta imprescindible aprovechar el parón causado por el COVID-19 para repensar la estructura de dicho modelo y hacerlo más justo y sostenible. Mientras tanto, dediquemos el dinero de todas y todos a proteger a las personas –enfermas, cuidadoras, trabajadoras–, no a las empresas».
Nuria Blázquez, coordinadora de transporte de Ecologistas en Acción ha añadido: «las compañías aéreas no pueden pedir ahora rescates con dinero público cuando no han aportado apenas nada a las arcas públicas dado que el sector apenas paga impuestos».