Alarma por el impacto devastador de los PFAS, presentes en muchos tejidos y objetos


Bajo la lupa de los investigadores, estas sustancias estarían contaminando a miles de personas.

Basada en hechos reales, la película Dark Waters, dirigida por Todd Haynes y protagonizada por Mark Ruffalo, ha dado proyección a un grave problema de salud poco conocido hasta ahora por el gran público. En el filme, Ruffalo interpreta al abogado en la vida real Robert Bilott. Fue Bilott quien descubrió la contaminación masiva por PFAS que estaba causando la empresa DuPont en el agua potable de Estados Unidos. Los mismos Ruffalo y Bilott, de visita en Europa e invitados al Parlamento Europeo, comparecieron llamar la atención sobre esta importante cuestión.

¿Qué son los PFAS?

Los PFAS son sustancias tóxicas muy móviles y altamente persistentes, en la actualidad, imposibles de limpiar, característica que las ha llevado a ser conocidas popularmente con apelativos entre otros como «sustancias eternas» o «sustancias para siempre». Estos PFAS, o Perfluoroalquilos y Polifluoroalquilos, son un grupo de casi 5 mil sustancias que se están utilizando en productos muy diversos: utensilios de cocina antiadherentes, ropa impermeable o incluso hilo dental contienen PFAS.

Muchos PFAS que se encuentran en el medio ambiente no están registrados. Las autoridades europeas desconocen a día de hoy en detalle quién está usando qué, dónde y cuán tóxico es. Sólo dos grupos de PFAS (PFOA y derivados del PFOS) han sido regulados en Europa en los últimos 60 años. Los PFOA son precisamente uno de los tipos de sustancia señalados en recientes estudios que advierten que niños y adolescentes registran ya alarmantes niveles de plástico en orina y sangre.

Los PFAS: un problema de salud pública grave

Los PFAS están siendo detectados en muestras tomadas en múltiples personas, incluyendo incluso a a bebés. Y el impacto en la salud de la exposición a PFAS puede ser muy grave. Se asocia con factores como un menor peso y tamaño al nacer, la reducción de los niveles hormonales y el retraso de la pubertad, las enfermedades de la tiroides, el daño al hígado o el cáncer de riñón y de testículos. La exposición prenatal a algunos PFAS puede interrumpir el desarrollo del cerebro y causar importantes defectos de nacimiento. Los científicos dicen que la contaminación por PFAS en Europa es un «problema de salud pública potencialmente grave» con niveles «alarmantes» que se encuentran en los niños, a menudo más altos que en los adultos. Los gobiernos estiman que los costos de salud ascienden a 84.000 millones de euros anuales.

«La contaminación por PFAS está fuera de control en los Estados Unidos y en Europa. Si se necesita un Hulk enojado para despertar a Bruselas, que así sea», ha comentado la presidenta de la Europea Environmental Bureau (EEB), Johanna Sandahl, en alusión a uno de los papeles más conocidos de Ruffalo, como el verde y musculoso superhéroe Hulk. «El desorden de los PFAS es un síntoma de un problema sistémico en el corazón de los controles químicos europeos. No se debería permitir a la industria vender sustancias antes de que se demuestre que son seguras, pero se les está permitiendo. No debería llevar una década ponerse al día con las peligrosas, pero a menudo sucede. Nuestros hijos no deberían nacer contaminados con sustancias tóxicas, pero lo están. La UE necesita controlar a una industria química imprudente, y rápido».

Es necesario eliminar todos los PFAS del mercado

Las ONG quieren que se eliminen progresivamente todos los PFAS y otros productos químicos persistentes o bioacumulativos y que se refuercen las leyes de la UE sobre productos químicos. Los ministros de medio ambiente han pedido a la Comisión Europea que elimine gradualmente todos los usos no esenciales del PFAS.

Más allá de Europa, una investigación de la ONG noruega Future in Our Hands ha revelado el impacto devastador que la exposición a altos niveles de sustancias PFAS tiene en la salud de los trabajadores de fábricas en China que producen textiles para los mercados occidentales. El colectivo llama además la atención por el sorprendente déficit de estudios centrados en la salud de los trabajadores de estas factorías que producen masivamente para los mercados occidentales y también de la población circundante, a menudo muy afectada por los contaminantes liberado por estas instalaciones.