
El estudio analizó a los menores en Alemania, pero los investigadores pronostican que los resultados serán similares en otros países.
Un 97% de los 2500 menores participantes en un estudio de biomonitorización tenían en su orina y sangre restos de hasta 11 de 15 sustancias analizadas, principalmente químicos plastificantes. La sorprendente y alarmante cifra se reveló raíz de una pregunta realizada por el grupo de los Verdes al gobierno federal alemán. La respuesta oficial sale de los datos del llamado «Estudio ambiental sobre la salud de niños y adolescentes 2014-2017». El informe fue realizado a través de una colaboración del propio gobierno alemán con el Instituto Robert Koch. Ni siquiera ha sido todavía publicado, ya que lo que se conoce de momento es un avance proporcionado en la respuesta oficial del ejecutivo a la solicitud de los Verdes.
Residuos que pueden causar alteraciones en función hormonal, trastornos reproductivos, retrasos en el desarrollo y cáncer
En contacto diario con miles de objetos con tóxicos: de ropa a utensilios de cocina
«Nuestro estudio muestra claramente que los ingredientes plásticos, que están aumentando en producción, también se muestran cada vez más en el cuerpo», explicó Marike Kolossa-Gehring, una de las autoras del estudio, a Der Spiegel, el medio que el pasado viernes 13 de septiembre difundía esta información.
Según los investigadores, no todos los productos químicos analizados tienen el mismo grado de riesgo. Pero señalan especialmente su preocupación al respecto de los altos niveles de ácido perfluorooctanoico (PFOA) que se encontraron en el estudio. Hay que recordar que este PFOA se usa con frecuencia en utensilios de cocina antiadherentes y en ropa impermeable. Se trata de un tóxico que se ha demostrado muy peligroso tanto para el hígado como para el sistema de reproducción. De hecho, la Unión Europea planea prohibir el PFOA en 2020.
El estudio indica otro dato preocupante: los niños y niñas más pequeños parecen ser los más afectados por estos residuos plásticos. De forma paralela, la investigación también alerta de una brecha económica: en menores procedentes de áreas y familias más pobres se han encontrado mayores niveles de residuos plastificantes. Este tipo de residuos pueden provocar problemas y daños muy variados: desde alteraciones en la función hormonal, hasta trastornos reproductivos o retrasos en el desarrollo, y también cáncer.