Dos nuevos activistas por la Amazonia asesinados en Brasil

Indígenas en la tierra de los Uru-Eu-Wau-Wau
Foto: Associação de Defesa Etnoambiental – Kanindé

Abril de 2020 trajo desde Brasil la buena noticia de que dos de los cuatro asaltantes de los Guardianes Forestales Paulo Paulino Guajajara y Laércio Guajajara fueron acusados por la Fiscalía Federal de Brasil. Paulino, que luchó por proteger las tierras indígenas de Arariboia en el estado brasileño de Maranhão, fue emboscado y asesinado por madereros ilegales en noviembre del año pasado.

Los presuntos asesinos, Antônio Wesley Nascimento Coelho y Raimundo Nonato Ferreira de Sousa, han sido acusados del asesinato en primer grado de Paulino y del intento de asesinato de Laércio, y posiblemente se enfrenten a otros cargos de homicidio por matar a uno de sus propios cómplices. Se trata de un ejemplo «poco frecuente de justicia» en el medio de la incensante impunidad en la zona contra las comunidades indígenas.

Nuevas muertes de guardianes del Amazonas

Por desgracia, de forma paralela llegaban malas noticias. Y es que en poco tiempo, desde Amazon Watch nos informaron de la muerte violenta de otros dos defensores de la Amazonia, Zezico Guajajara y Ari Uru-eu-wau-wau. Eran ambos miembros activos en la protección de sus territorios indígenas.

Ari Uru-eu-wau-wau, asesinado el 18 de abril de 2020 en el estado de Rondonia, defendió incansablemente el territorio de su pueblo al igual que los Guardianes del Bosque de Guajajara. Fue atacado y golpeado con un objeto contundente en la parte posterior de su cabeza. Su hermano y su cuñada son líderes del pueblo Uru-Eu-Wau-Wau y sobrevivieron un intento de asesinato el año pasado.

La policía trató de atribuír inicialmente la muerte a un accidente de tráfico, pero tuvo que rectificar ante lo abrumador de las pruebas y la indignación general, admitiendo el asesinato. «Estoy cansado de ver morir a los indígenas y luego escuchar que fue solo un accidente», lamenta Ivaneide Bandeira, coordinador de la Asociación de Defensa Etnoambiental Kanindé, de cuya organización Ari era un miembro activo.

Incesante impunidad contra comunidades indígenas

«No se puede poner fin a la impunidad únicamente mediante el aumento de las acusaciones y condenas contra los esbirros de bajo nivel. En cambio, quienes se benefician y se enriquecen de esos actos de violencia también deben afrontar las consecuencias, incluidas las empresas que se lucran del acaparamiento ilegal de tierras y la deforestación del Amazonas, como la minería, la agroindustria y la explotación forestal», denuncian las plataformas de defensa de la selva amazónica.