La organización ecologista recomienda la aceleración del desmantelamiento nuclear «porque evitaría el peligro latente y generaría empleo».
«La energía nuclear es el elefante blanco que sigue pidiendo dinero público tanto para continuar como para cerrar, ambas cosas, y no aporta lo que la sociedad necesita para el año 2020 en términos ambientales, económicos y energéticos», ha declarado Raquel Montón, responsable de la Campaña Nuclear de Greenpeace.
El colectivo pide al Gobierno que vigile para que las empresas del oligopolio eléctrico no repercutan en la ciudadanía, en caso de lograrse un aumento de la tasa nuclear, el aumento de los costes del desmantelamiento nuclear de unas centrales que tantos réditos han proporcionado a sus accionistas. Cada vez son más las iniciativas que surgen en esta línea, lo que muestra la necesidad de que este tema sea abordado con urgencia.
El cierre nuclear generaría mucho empleo
La asociación ecologista reclama al Gobierno que salga de las próximas elecciones que se tome como una prioridad la financiación del desmantelamiento del parque nuclear. Y en consecuencia, también la gestión de sus residuos. Y, subraya Greenpeace, el objetivo debería ser que las empresas del oligopolio eléctrico asuman la mayor parte posible de los elevados costes del desmantelamiento de centrales y la gestión de residuos nucleares.
La organización ecologista recuerda que el cierre nuclear proporcionaría una oportunidad para el empleo para más de 300.000 personas y el desarrollo económico del país, además de evitar los riesgos latentes intrínsecos a la energía nuclear. La propia Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa) ha reconocido que carece de la financiación adecuada, lo que refuerza la tesis de la necesidad de actualizar al alza los fondos del Plan de Gestión de Residuos Radiactivos en cuanto haya un Gobierno, ya que la propuesta anterior ha quedado totalmente obsoleta.