El magistrado considera que prenderle fuego a un perro «no es delito grave».
Según confesó el propio autor de los hechos, Fidel N., al ser detenido, la perrita Lala, una pitbull, siempre le ladraba cuando pasaba a su lado. Y ese, según él, fue el motivo para que la rociase con una sustancia química y posteriormente le prendiese fuego. La perra sobrevivió muy malherida y el caso tuvo gran trascendencia y Fidel se convirtió en uno de los primeros sentenciados en México en un caso de maltrato animal (Apenas en noviembre de 2019 se ha condenado a una pareja por crueldad animal sobre una yegua en grave estado de desnutrición que usaban para recolectar basura).
La acusación fue abanderada con éxito por la asociación protectora de animales mexicana Mundo Patitas. Pero a comienzos de 2020 se hacía público que un juez del Tribunal Superior de Justicia ha determinado que el hecho de prenderle fuego a un perro no es un delito grave, por lo que el acusado ha quedado finalmente en libertad. El imputado ha manifestado estar arrepentido de su acción que atribuye a sus adicciones a alcohol y drogas. En todo caso, la sentencia le obliga a entrar en un programa de rehabilitación, pagar los gastos médicos de Lala y a colaborar con una entidad protectora en el bienestar de los perros.