El elefante pigmeo, o elefante de Borneo, es la subespecie de elefante de menor tamaño. Su cola es proporcionalmente más larga, sus orejas son más grandes y sus colmillos más estrechos. Se trata de un animal en grave peligro de extinción del que se cree que no quedan ya más de un millar de ejemplares.
Hace pocos años, una campaña que unió las voces de ONG y científicos a miles de personas en todo el mundo, consiguió frenar la construcción de un puente sobre el río Kinabatangan que habría tenido un duro impacto sobre la especie. El puente habría roto la Reserva Natural de Tabin, en la Isla de Borneo (Malasia), afectando no sólo al elefante pigmeo, sino a otras especies, como los orangutanes o los osos malayos.
Ahora, el peligro se reactiva, ya que el político impulsor del proyecto, parece reforzado después de la última cita electoral. La fragmentación de las áreas naturales donde viven estos animales no sólo será en si misma letal en términos de impacto en los ecosistemas. Además, permitirá con seguridad el acceso con mayor rapidez e impunidad de los cazadores furtivos. Estos, en la última década, han estado detrás de los disparos, trampas y envenenamientos de docenas de elefantes pigmeos. Detrás, fundamentalmente, el codiciado marfil de sus colmillos. En el momento de escribir estas líneas casi 360 mil personas habían firmado en apoyo de la campaña internacional para frenar este proyecto.