El Europarlamento acepta investigar el impacto de los pesticidas en la muerte masiva de abejas

Abejas volando de regreso a su colmena
Imagen de Martin Tajmr en Pixabay

Seis años después de las advertencias de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).

«Llevamos más de seis años esperando que se apruebe el documento guía para la evaluación de los peligros de los plaguicidas para las abejas«, ha afirmado Luís Ferreirim, responsable de Agricultura de Greenpeace España. «Mientras esperamos, las abejas y otros polinizadores siguen muriéndose expuestos a peligrosos plaguicidas que amenazan su supervivencia, vital para nuestra alimentación y para los ecosistemas».

Y es que sobre la mesa llevan desde 2013 las propuestas por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), reclamando que se analice la exposición crónica a los plaguicidas. Al fin, el nuevo Parlamento Europeo salido de las urnas durante la pasada primavera, ha apoyado que se adopten medidas más estrictas y rigurosas para la protección para las abejas, entre ellas, que en la evaluación se tengan también en consideración las abejas silvestres y no sólo las de la miel, además del impacto de los plaguicidas.

En opinión de Greenpeace, esto frenará la posición de la Comisión Europea y de una mayoría de gobiernos, partidarios de mantener «criterios obsoletos» para la evaluación de los peligros de los plaguicidas para las abejas. Franziska Achterberg, directora de políticas alimentarias de la UE de Greenpeace, ha llamado al optimismo, indicando que el nuevo Parlamento ha demostrado, de momento, tomarse en serio la necesidad de protección de los polinizadores. En todo caso, hay que recordar que la Comisión Europea ha presionado reiteradamente para que la guía de la EFSA no se aplique en su totalidad.

Varios plaguicidas han tenido que ser prohibidos ya por su impacto sobre las abejas

Los criterios de la EFSA habían servido ya al menos para que en 2018 a la Unión Europea no le quedase más remedio que prohibir tres plaguicidas neonicotinoides después de realizar una evaluación exhaustiva de sus riesgos. Un cuarto neonicotinoide, el tiacloprid, que generaba preocupación por el posible riesgo en la salud de las personas, fue prohibido el pasado 22 de octubre.