La galería de irracionales productos demandados por la industria de la llamada medicina tradicional china tiene un capítulo especialmente grave dedicado a los burros. El ejiao es una sustancia obtenida a partir de la piel de este animal a la que se le atribuyen diversas propiedades medicinales y cosméticas.
Su creciente demanda en los últimos años ha provocado el sacrificio masivo en primer lugar de los burros chinos: su número se ha reducido drásticamente en aquel pais en alrededor de un 75%. Y los empresarios dedicados al ejiao han puesto el objetivo fuera de las fronteras. Otras zonas de Asia, África y Sudamérica se han convertido en áreas de exportación de pieles de burro.
La asociación Donkey Sanctuary, fundada a finales de los años 60 para la protección de esta especie, ha elaborado un informe al respecto y los datos son alarmantes. La demanda de ejiao ha ido diezmando las poblaciones de burros en muchos de estos países.
Grave impacto en comunidades pobres donde el burro es todavía muy importante para las poblaciones
Explican desde Donkey Sanctuary que en muchas de las comunidades más vulnerables del mundo, y las mujeres en particular, los burros son un camino para salir de la pobreza y pueden ser la diferencia entre la miseria y la modesta supervivencia. Multitud de tareas, desde recolectar agua hasta proporcionar transporte para que las familias asistan a clínicas de salud o los niños asistan a la escuela, dependen de la disponibilidad de burros por parte de las familias. «Para estas personas, el comercio de pieles de burro ha tenido un impacto catastrófico», lamentan.
Al tiempo, mencionan las «consecuencias desastrosas para el bienestar del burro». «El trato cruel y a menudo ilegal de los burros por parte de los comerciantes locales es abundante, y muchos burros experimentan un sufrimiento horrible e inexcusable», denuncian.
Y es que para abastecer la elevada demanda del mercado chino, echan mano hasta de hembras en las últimas etapas del embarazo, ejemplares jóvenes e incluso burros enfermos y heridos que ingresan al comercio de todas formas. A menudo se transportan, a veces durante días, en camiones superpoblados sin comida, agua o descanso. En algunos casos, hasta el 20 por ciento de los burros estarán muertos cuando lleguen al matadero. Otros tendrán piernas rotas o cortadas, o heridas infectadas, y estarán famélicos. En el matadero todavía se encuentran a veces durante días al borde de la inanición antes de ser con frecuencia brutalmente sacrificados.