El tamaraw: una especie en situación crítica de la que queda apenas medio millar de ejemplares

Tamaraw avanzando a través de un campo con hierba alta en la Isla de Mindoro, en Filipinas
Tamaraw o tamarao (Bubalus mindorensis) / Foto: Gregg Yan / WWF-Filipinas

Al borde de la extinción, el tamaraw o tamarao sobrevive a duras penas en la isla de Mindoro, en Filipinas.

En el año 2000 quedaban sólo 154 ejemplares de tamaraw o tamarao (Bubalus mindorensis) en el Parque Natural de los Montes Iglit-Baco, en Filipinas. Esto evidenciaba que esta especie de bóvido catalogado en peligro crítico por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) estaba a un pequeño paso de extinguirse para siempre.

Desde entonces, iniciativas como el Programa de Conservación Integrada de Mindoro Occidental de WWF-Filipinas, el Departamento de Medio Ambiente y Recursos Naturales filipino, Mindoro Biodiversity Conservation Foundation y la Universidad del Lejano Oriente han conseguido frenar el declive e iniciar una lenta recuperación para la especie. El objetivo es que en 2020 se puedan contabilizar alrededor de 600 ejemplares, y la meta estaría al alcance ya que el último recuento señaló al fin que el tamarao había superado la barrera del medio millar sumando 523 ejemplares.

El tamaraw es la especie de búfalo más rara del mundo

Diferenciado del carabao, más grande y más dócil (Bubalus bubalis carabanesis), el fornido tamaraw tiene una cola más corta y lleva cuernos distintivos en forma de V. Los adultos miden hasta cerca de dos metros de altura y promedian 300 kilogramos, aproximadamente la mitad de un carabao típico.

Los tamaraw adultos son en su mayoría solitarios. Acorralados o amenazados, pueden ser agresivos, persiguiendo a sus enemigos en distancias de hasta un kilómetro. Durante la Época del Pleistoceno hace unos 12.000 años, los rebaños de tamaraw se extendieron por amplios territorios en la isla de Luzón, la más grande de Filipinas, pero fueron progresivamente diezmados.

A comienzos del siglo XX se calcula que todavía había unos 10.000 ejemplares en la Isla de Mindoro, el único lugar donde subsisten en la actualidad después de que brotes de peste bovina a mediados de siglo y sobre todo la caza furtiva, prácticamente acabasen con la especie. En la actualidad, hasta cuatro leyes protegen a la especie, con sanciones económicas y castigos de cárcel de entre seis y diez años de prisión.