
En 2020 se cumplen 75 años desde el inicio de las pruebas de bombas nucleares.
En julio de 1945 Estados Unidos detonó por vez primera una bomba atómica. Fue apenas un ensayo de las bombas que menos de un mes más tarde matarían a miles de personas en Hiroshima y Nagasaki. Desde entonces, a lo largo de la historia se han realizado alrededor de 2.000 pruebas nucleares. Las consecuencias han sido devastadoras ya que en los primeros años, se prestaba poca atención a los efectos colaterales de estos experimentos. Especialmente graves son los efectos y el peligro de las lluvias radiactivas derivadas de estos ensayos.
El horror atómico de Semipalátinsk
La República de Kazajstán propuso hace años a la ONU conmemorar la clausura del polígono de ensayos nucleares de Semipalátinsk, cuyo cierre no tuvo lugar hasta agosto de 1991. Allí, durante cuarenta años, la Unión Soviética había detonado una media de diez bombas atómicas anualmente. Casi medio millar de ensayos en total. En una zona de una superficie similar a Bélgica, las pruebas continuaron durante décadas pese a que en un entorno próximo vivían cerca de un millón de personas.
La consecuencia fue de miles de muertes y casos de cáncer, abortos, malformaciones en recién nacidos y otros problemas de salud que continúan años después del cese de los ensayos. El propio gobierno soviético se vio obligado a cancelar el número de pruebas de bombas debido a las protestas antinucleares que, pese a la represión, tuvieron lugar a finales de los años 80 del siglo pasado.
Ya desaparecida la Unión Soviética y en recuerdo de este triste pasado, una mayoría de países aceptó la propuesta de Kazajstán en época reciente. Así, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó por unanimidad declarar el 29 de agosto como el Día Internacional contra los Ensayos Nucleares. En su resolución la ONU considera que la historia nos ha demostrado que las tragedias humanas y medioambientales resultantes de los ensayos nucleares justifican la necesidad de conmemorar el Día Internacional contra los Ensayos Nucleares. Tanto más aún teniendo en cuenta que las armas atómicas contemporáneas son cada vez más poderosas y destructivas.
la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó por unanimidad declarar el 29 de agosto como el Día Internacional contra los Ensayos Nucleares
El «Tratado de prohibición completa de los ensayos nucleares (TPCEN) no ha entrado nuca en vigor
La primera conmemoración de este Día Internacional contra los Ensayos Nucleares fue celebrada en 2010. Desde entonces la celebración se realiza mediante la coordinación de diversas actividades en todo el mundo, tales como simposios, conferencias, exposiciones, concursos, publicaciones, ponencias, programas de televisión y radiodifusión y otras iniciativas.
En 2013 la Asamblea General en su resolución A/RES/68/32, declaró el 26 de septiembre Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares, con la finalidad de fomentar iniciativas internacionales para lograr la desaparición total del armamento nuclear. «(…) el desarme nuclear y la eliminación total de las armas nucleares constituyen la única garantía absoluta contra el empleo o amenaza del empleo de armas nucleares», señala esta resolución.
Hay que recordar que pese al creciente convencimiento social a lo largo de los años del peligro del armamento nuclear, el Tratado de prohibición completa de los ensayos nucleares (TPCEN) diseñado en 1996 nunca ha llegado a entrar en vigor. Este acuerdo prohíbe la realización de ensayos nucleares en y por los países firmantes.
«El legado de los ensayos nucleares no es más que destrucción. El TPCE es vital para garantizar que no haya más víctimas y también es esencial para promover el desarme nuclear. En el Día Internacional contra los Ensayos Nucleares, reitero mi llamamiento a todos los Estados que aún no lo hayan hecho a firmar y ratificar el Tratado, en particular aquellos cuya ratificación es necesaria para que el Tratado entre en vigor. En un mundo donde las tensiones y las divisiones van en aumento, nuestra seguridad colectiva depende de ello». —Secretario General de la ONU, António Guterres
Ensayos nucleares subterráneos, submarinos y atmosféricos
Los ensayos atmosféricos se refieren a las detonaciones que tienen lugar en la atmósfera o más allá. De las explosiones realizadas entre 1945 y 1996, más de 2000 en total, un 25%, es decir unas 500, se llevaron a cabo en la atmósfera: 200 aproximadamente por parte de Estados Unidos, 200 por la Unión Soviética, 50 por Francia, 20 por Gran Bretaña y 20 por China. A mediados de los cincuenta creció la preocupación internacional por la lluvia radioactiva resultante de los ensayos atmosféricos. Fueron prohibidos por el Tratado de Prohibición Parcial de Ensayos de 1963. Francia y China firmaron el tratado. Francia realizó su último ensayo atmosférico en 1974 y China en 1980.
Los ensayos submarinos se refieren a las explosiones que tienen lugar en las profundidades submarinas o cerca de la superficie del agua. Las explosiones nucleares submarinas cerca de la superficie pueden desplazar grandes cantidades de agua y vapor radiactivo, contaminando barcos, infraestructuras y personas situadas en las proximidades. Fueron prohibidos por el Tratado de Prohibición Parcial de Ensayos de 1963.
Los ensayos subterráneos hacen referencia a las explosiones nucleares que se detonan a profundidades variables bajo la superficie terrestre. Han sido la mayoría a lo largo de la historia. No deberían, pero a veces «descargan» en la superficie produciendo una cantidad considerable de restos radiactivos. Se hacen evidentes generalmente mediante la actividad sísmica relacionada con el efecto del dispositivo nuclear. Fueron prohibidos por el TPCEN de 1996 que, como se ha mencionado, las principales potencias nucleares no cumplen.