«Es genial ver el entusiasmo del público por la atención plena, pero todavía hay mucho trabajo desde una perspectiva científica para comprender los beneficios que puede tener e, igualmente importante, cómo funciona realmente», explica Jeff Lin, candidato a doctorado en psicología de la Michigan State University y coautor del estudio que referenciamos. «Es hora de que comencemos a verlo a través de una lente más rigurosa», añade.
La investigación del equipo del que ha formado parte Linn y que se ha publicado en Brain Sciences, ha comprobado la forma en la que una meditación de monitoreo abierto, o meditación que enfoca la conciencia en los sentimientos, pensamientos o sensaciones a medida que se desarrollan en la mente y el cuerpo, altera la actividad cerebral de una manera que sugiere un mayor reconocimiento de errores.
«El interés de la gente en la meditación y la atención plena está superando lo que la ciencia puede probar en términos de efectos y beneficios. Pero es sorprendente ver cómo una sesión de meditación guiada puede producir cambios en la actividad cerebral en personas que no meditan», relata el investigador. Los hallazgos sugieren que diferentes formas de meditación pueden tener diferentes efectos neurocognitivos.
La investigación reclutó a doscientos participantes que nunca habían meditado
«Algunas formas de meditación hacen que te concentres en un solo objeto, comúnmente tu respiración, pero la meditación de monitoreo abierto es un poco diferente», dijo Lin. «Te hace sintonizar hacia dentro y prestar atención a todo lo que sucede en tu mente y cuerpo. El objetivo es sentarte en silencio y prestar mucha atención a donde viaja la mente sin quedar demasiado atrapado en el paisaje». Lin y sus coautores de la MSU, William Eckerle, Ling Peng y Jason Moser, reclutaron a más de 200 participantes para probar cómo la meditación de monitoreo abierto afectó la forma en que las personas detectan y responden a los errores.
Los participantes, que nunca antes habían meditado, fueron sometidos a un ejercicio de meditación de monitoreo abierto de 20 minutos, mientras que los investigadores midieron la actividad cerebral a través de electroencefalografía, o EEG. Luego, completaron una prueba de distracción computarizada. Si bien los meditadores no tuvieron mejoras inmediatas en el desempeño real de la tarea, los hallazgos de los investigadores ofrecen una ventana prometedora al potencial de la meditación sostenida. «Estos hallazgos son una fuerte demostración de lo que solo 20 minutos de meditación pueden hacer para mejorar la capacidad del cerebro para detectar y prestar atención a los errores», dijo Moser.
La próxima fase de investigación será incluir un grupo más amplio de participantes, probar diferentes formas de meditación y determinar si los cambios en la actividad cerebral pueden traducirse en cambios de comportamiento con más práctica a largo plazo.
Fuente: On Variation in Mindfulness Training: A Multimodal Study of Brief Open Monitoring Meditation on Error Monitoring, por Yanli Lin, William D. Eckerle, Ling W. Peng, Jason S. Moser