Larga lucha del Movemento Ecoloxista da Limia frente a los efectos del actual modelo de ganadería industrial.
«El valle de A Limia absorbe cada año más de un millón de toneladas de residuos ganaderos, residuos que en muchas ocasiones no son sometidos a ningún tipo de tratamiento previo; y que son vertidos incluso en espacios protegidos, en las cercanías de cursos de agua, en balsas sin impermeabilizar, pasando así al suelo y contaminando este y los acuíferos». Así lo recoge el manifiesto que, firmado por docenas de colectivos sociales, se ha difundido a finales de febrero de 2020 en apoyo del Movimiento Ecologista de la comarca gallega de A Limia, en la provincia de Ourense.
«Los acuíferos de las comarcas ourensanas de A Limia y A Baixa Limia están contaminados por los residuos de la ganadería industrial. Tenemos derecho a consumir de nuestros grifos agua limpia. Solicitamos una moratoria a la instalación de nuevas explotaciones intensivas y la adecuada gestión de las toneladas de residuos que generan las 400 macrogranjas que están en la actualidad en funcionamiento. Defendemos una ganadería sostenible con precios justos para las productoras y productores», resume en sus objetivos la plataforma Auga Limpa Xa.
Quejas por la inacción y permisividad de las administraciones
Los ecologistas consideran que la permisividad de la administración provoca que no se esté realizando una gestión adecuada de los residuos sólidos y líquidos que estas explotaciones generan, lo que deriva en graves problemas medioambientales. «Cantidades más que abusivas de purines y estiércol son repartidas por grandes extensiones de tierra en cualquier época del año y quedan expuestas al aire libre, lo que vulnera las directivas europeas referentes a las emisiones de amoníaco y provoca la contaminación con nitratos de las aguas superficiales y subterráneas», denuncian.
Los datos oficiales revelan que el agua de abastecimiento de uno de los pueblos de la comarca no era potable por los niveles excesivos de nitratos al menos en cinco de las seis analíticas hechas en los últimos dos años. «El problema se repite periódicamente en otros pueblos y en un número desconocido de pozos particulares», advierten desde la Sociedade Galega de Historia Natural. Han sido habituales los episodios de proliferación de cianobacterias tóxicas en el embalse de As Conchas, cuyas aguas lleva el río Limia a Portugal a través de la reserva de la biosfera transfronteriza Gerês-Xurés.
«Señalamos los destrozos y quieren cortar el dedo de quien denuncia»

Colectivos ecologistas gallegos se movilizan intensamente estos días, con el apoyo y solidaridad de asociaciones de todo tipo a nivel estatal en apoyo del activista Manuel García y del Movemento Ecoloxista da Limia (MEL). Manuel García, agricultor y ecologista, ha sido demandado por 1 millón de euros por la empresa Coren debido a sus declaraciones durante un reportaje emitido en Televisión Española en el programa España Directo. Considera la empresa que García realiza en esta emisión «imputaciones falsas».
Por este motivo, el activista deberá comparecer en un juzgado en un acto de conciliación el próximo lunes 2 de marzo. El caso, ha encendido la indignación de las asociaciones. «Mientras que personas y colectivos que trabajan en la defensa de la justicia social y ambiental son perseguidos, entidades vinculadas a las élites políticas y empresariales disponen de los medios posibles para evadir sanciones penitenciarias y económicas, o se mira para otro lado ante las agresiones que padece el entorno en el que vivimos. Queremos una sociedad sin mordazas, en la que denunciar en voz alta los excesos ambientales no suponga un riesgo», declaran desde el colectivo ambiental Verdegaia. De forma paralela la Asociación para la Defensa Ecolóxica de Galiza (Adega) ha decidido otorgar a Manuel García su Premio Osíxeno «por la defensa de un modelo de agroganadería sostenible para la comarca de A Limia», al tiempo que se suman también al manifiesto colectivo de apoyo al activista.
«Ninguna empresa nos impedirá alzar la voz»
Al manifiesto se ha sumado también Greenpeace. «La ganadería industrial está destruyendo el planeta y ninguna empresa nos impedirá alzar la voz. Por ello, desde Greenpeace apoyamos tanto al activista Manuel García, perseguido por el gigante Coren, como al Movemento Ecoloxista da Limia», ha afirmado Luís Ferreirim, responsable de agricultura de Greenpeace España. «Es urgente una moratoria que impida la expansión de la ganadería industrial y la situación por la que está pasando Manuel debe llevar a que más personas se sumen al movimiento de rechazo a este modelo», ha concluido Ferreirim.
Aquí el manifiesto íntegro difundido por los colectivos ecologistas gallegos:
MANIFIESTO EN APOYO Al MOVIMIENTO ECOLOGISTA DE A LIMIA
El próximo día 2 de marzo tendrá lugar en el juzgado de Xinzo de Limia el juicio contra el compañero del MEL (Movimiento Ecologista de A Limia), Manuel García. La causa tiene su origen en una demanda civil por daños interpuesta por Coren, que acusa a Manuel de intromisión ilegítima en el derecho al honor de dicha empresa, por hacer «imputaciones falsas» contra ella en un programa de «España Directo» emitido en septiembre del pasado año. La empresa estima los daños y perjuicios en un millón de euros.
El MEL lleva años denunciando los efectos de la ganadería intensiva en el valle del Limia, la mala gestión de los residuos de las granjas, el deterioro de las aguas por la acumulación de nitratos y la eutrofización de las aguas; y luchando por la protección de la comarca, la producción agrícola ecológica y la ganadería extensiva.
Los colectivos que firmamos este manifiesto queremos mostrar nuestra solidaridad con el compañero del MEL, al tiempo que nuestra sorpresa porque se admita a trámite semejante despropósito. Parece obvio que, con este tipo de actuaciones, el sector de la ganadería intensiva pretende cerrar la boca a quienes nos oponemos a este modelo industrial y decimos en voz alta lo que pensamos de sus prácticas. La ganadería industrial tiene repercusiones ambientales innegables, especialmente sobre el agua y sobre los suelos. La cantidad de purines y residuos generada por este tipo de industria es un grave problema para las zonas más afectadas.
Esta industria es responsable de una parte importante de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Además, las grandes extensiones de cultivos destinadas a producir los alimentos para los animales criados de manera intensiva provocan la deforestación de enormes extensiones en nuestro planeta.
En Galicia hay zonas, como A Limia, donde las consecuencias de estas prácticas suponen un problema cada vez mayor. El valle de A Limia absorbe cada año más de un millón de toneladas de residuos ganaderos, residuos que en muchas ocasiones no son sometidos a ningún tipo de tratamiento previo; y que son vertidos incluso en espacios protegidos, en las cercanías de cursos de agua, en balsas sin impermeabilizar, pasando así al suelo y contaminando este y los acuíferos. La gravedad de la situación hizo surgir nuevos colectivos que la denuncian, como la Plataforma Agua Limpia Ya.
Es por este tipo de cosas que el Ministerio para la Transición Ecológica acaba de tirar de las orejas a la Consellería de Medio Rural, indicándoles, mediante resolución, la necesidad de declarar como zona vulnerable A Limia. La respuesta de la Xunta de Galicia no fue, como sería de esperar, la adopción de medidas de protección para la zona, sino la presentación de alegatos a esa resolución. De este modo, la Xunta defiende los intereses de las grandes empresas del sector, aunque sea a costa de desproteger el medio ambiente, así como los intereses de los pequeños agricultores o los de la ganadería en extensivo.
No es la primera vez que en Galicia la industria ganadera intenta tapar la boca a quién denuncia sus malas prácticas. Ya anteriormente hubo activistas que recibieron amenazas de demanda, aunque hasta ahora nunca habían llegado al juzgado.
Consideramos muy grave el enjuiciamiento de nuestro compañero, un enjuiciamiento que no es otra cosa que utilizar a Manuel como cabeza de turco para tratar de intimidar a quién se atreva a hablar. No puede ser qué cuando denunciamos prácticas agresivas para el medio ambiente seamos nosotros los que se sienten en el banquillo. No puede ser que si señalamos destrozos quieran cortar el dedo que señala, en lugar de frenar esos destrozos.
No vamos a dejar que nos pongan la mordaza. Seguiremos denunciando las malas prácticas de la ganadería industrial, y luchando por una producción de alimentos racional y sostenible.
# NonÁGandaríaIndustrial (#NoAlaGanaderíaIndustrial)
# NonNosVanCalar (#NoNosVanaCallar)