El mar más sobreexplotado del mundo sigue ilegalmente «exprimido»

Océana advierte de presuntas acciones de pesca no declaradas en el Mediterráneo.

«Menos del 1% del mar Mediterráneo está protegido mediante zonas restringidas de pesca, lo que equivale aproximadamente a la superficie de Sicilia. Aun así, los buques de varios Estados parecen faenar ilegalmente en dichas zonas. Los datos demuestran que, aplicando bien la normativa (por ejemplo, en la zona restringida de pesca del Adriático) la protección de estos espacios ecológicos contribuye a restaurar las poblaciones de peces sobreexplotados». La explicación la exponía esta semana Nicolas Fournier, responsable de Política de la UE de la asociación Oceana Europa.

El colectivo aprovecha la reunión de la Comisión General de Pesca del Mediterráneo (GFCM) esta semana en Tirana (Albania) para presentar esta queja. La denuncia de presuntos casos de pesca ilegal, no declarada, en aguas del Mediterráneo surgen del análisis, basado en el algoritmo de detección pesquera de Global Fishing Watch. La investigación ha detectado más de 28.000 horas de lo que parece ser actividad pesquera en zonas protegidas del mar Mediterráneo.

Necesidad de mayor transparencia y control

Uno de los ejemplos expuestos por Oceana afecta al canal de Sicilia. Hay aquí indicios de que 56 embarcaciones de pesca de arrastre faenaron durante más de 14.000 horas. Debemos recordar que desde 2017 la pesca de arrastre está prohibida en estas zonas. El área es hábitat de cría de gamba blanca y de merluza, precisamente la especie más sobreexplotada del Mediterráneo.

Otras posibles acciones ilegales habrían sucedido en aguas de Libia, Túnez, Montenegro, Albania, Egipto y Siria. La falta de transparencia y los ineficaces sistemas de vigilancia dificultan la fiscalización de estas operaciones. Oceana ha presentado un documento con recomendaciones concretas para solucionar esta situación. Prácticas que, defienden, no sólo protegerían los ecosistemas, sino también el potencial de la economía pesquera de la zona mediterránea. Invertir en esta apuesta por la sostenibilidad «es una inversión en el futuro».