El CO2 atmosférico sigue disparado aunque la contaminación afloje en ciudades

Foto: Greenpeace

La actual crisis sanitaria no va a solucionar el cambio climático, que depende de la acción decidida de los gobiernos.

«La crisis sanitaria es ahora una prioridad, pero no podemos olvidar la otra gran emergencia: el cambio climático. Ahora se abre una gran oportunidad para afrontar ambas cuestiones al mismo tiempo: la reconstrucción socioeconómica del planeta debe asentarse en actividades e inversiones económicas que, además, contribuyan a no superar 1,5 ºC la temperatura global», ha declarado Tatiana Nuño, responsable de la campaña contra el cambio climático de Greenpeace.

Greenpeace ha alertado de que, pese a la reducción de las emisiones de CO2 en algunos sectores como el transporte y el eléctrico a causa de las medidas tomadas para dar respuesta a la crisis sanitaria causada por el coronavirus, la concentración de CO2 en la atmósfera sigue aumentando.

Según los datos de la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos), la concentración de CO2 que se acumula en la atmósfera no ha dejado de crecer desde que empezaron los registros en 1958: la media entre enero y marzo de este año ha alcanzado las 413,89 partes por millón (ppm), frente a las 411,6 ppm del mismo periodo de 2019. Todo ello a pesar de que en China, el mayor emisor de CO2 del mundo y el primero en sufrir las consecuencias de la crisis sanitaria, se estima que las emisiones en febrero se redujeron en torno a un 25%.

Posible punto de inicio para un cambio de tendencia

Datos como el hecho de que para el motor económico alemán se espere una redución de 50 a 120 millones de toneladas de CO2 este año,que los vuelos a nivel mundial se reduzcan masivamente estas semanas o que la Agencia Internacional de la Energía (AIE) señale que la demanda de petróleo ha caído por primera vez desde 2009 (en torno a 90.000 barriles de petróleo/día respecto a 2019), son signos relevantes.

Greenpeace opina que debería aprovecharse la coyuntura para, más allá de reducciones puntuales, impulsar un punto de inflexión a nivel mundial. Una oportunidade «para iniciar los cambios profundos necesarios para reducir las emisiones a cero». «El mundo lleva más de 200 años aumentando las emisiones de CO2 a la atmósfera por una economía basada en los combustibles fósiles. Ahora es el momento de reconvertir nuestro modelo industrial», señala Nuño. La organización ecologista recuerda que no debemos repetir los errores de las crisis económicas pasadas y que es necesario pensar a largo plazo, por lo que las medidas de recuperación económica deben fijar el rumbo de la transformación ecológica necesaria para no superar 1,5 ºC las temperaturas globales.

El colectivo ecologista subraya además que el apoyo decidido a sectores de energías renovables, e iniciativas por ejemplo relacionadas con la renovación de edificios energéticamente eficientes, la gestión de la demanda, la movilidad sostenible y la agricultura ecológica, podrían ser generadores de empleo. La Organización Internacional del Trabajo ha calculado que la transición energética facilitaría la creación de 24 millones de nuevos puestos de trabajo en todo el mundo para el año 2030.