Más de un tercio de la costa mundial está en la actualidad ocupada por playas de arena. Su valor es múltiple. Desde un punto de vista socioeconómico se han convertido en fuente de riqueza derivado de servicios de recreación, turismo y ecosistemas. Pero es que además, como interfaz entre la tierra y el océano, proporcionan funciones de protección costera clave contra tormentas marinas o ciclones.
Los autores del estudio publicado en febrero de 2020 en la revista Nature Climate Change recuerdan que la presencia de playas arenosas en nuestras costas no puede darse por sentado en modo alguno, ya que están en constante cambio, impulsadas por los factores meteorológicos, geológicos y antropogénicos. Una proporción sustancial de la costa arenosa del mundo ya se está erosionando, pero tal y como subrayan, esta situación podría verse exacerbada por el cambio climático.
Una acción coordinada mundial frente a la emergencia climática cambiaría la tendencia
A finales del siglo XXI la mitad de las playas de arena del mundo, localizadas habitualmente además en zonas ampliamente pobladas, podrían haber desaparecido. Los autores del estudio señalan que es innegable el papel que la actividad humana y el cambio climático tienen en el agravamiento y aceleración de esta tendencia.
No obstante, el mismo informe señala que la mitigación moderada de las emisiones de gases de efecto invernadero podría prevenir el 40% de la retirada de la costa. La dinámica proyectada de la costa está dominada por el aumento del nivel del mar para la mayoría de las playas arenosas, pero en ciertas regiones la tendencia erosiva se ve contrarrestada por los cambios ambientales crecientes de la costa; por ejemplo, en la Amazonía, Asia oriental y sudoriental y el Pacífico tropical norte. Una proporción sustancial de las costas arenosas amenazadas se encuentra en áreas densamente pobladas, lo que subraya la necesidad de diseñar e implementar medidas de adaptación efectivas.
A modo de ejemplo el estudio señala entre las costas más afectadas a países como Canadá o Australia, con más de 15.000 kilómetros de costa afectados, o por ejemplo en sudamérica a Chile, con 7.000 kilómetros. Porcentualmente, en países como Gambia y Guinea-Bissau las pérdidas de litoral arenoso se incrementarían a niveles medios del 60% del total litoral.