Crisis climática y catástrofe ambiental en la zona ártica

Vista de la localidad de Tasiilaq en Groenlandia
Tasiilaq, en Groenlandia / Foto: Barni, en Pixabay

Groenlandia, Siberia, Alaska. Un verano de infierno por el impacto ambiental de la emergencia climática. Las inusuales temperaturas han provocado graves episodios de deshielo e incendios.

Junio de 2019 ya había sido el mes de junio más caluroso desde que existen registros. Y, poco sorprendentemente, julio de 2019 será también el mes de julio más cálido desde que existen registros (y no hacía tanto del anterior, que había sido julio de 2016). La Organización Meteorológica Mundial así lo ha confirmado.

Los episodios de calor han tenido, y están teniendo, un impacto especialmente grave en las zonas árticas. Los incontrolables incendios forestales y los episodios de fuerte deshielo en el área del círculo polar son las evidencias más claras.

Intensos incendios en Siberia

El Servicio Meteorológico Ruso ya ha admitido que la crisis climática es una de las causas principales de la situación que está viviendo Siberia en los últimos días. El jefe del Servicio, Maxim Yakovenko, ha recordado en conferencia de prensa que los anteriormente considerados episodios naturales excepcionales se han multiplicado por cuatro en apenas unos años, y la tendencia irá en aumento.

En las últimas horas, las extensiones activas eran ya muy elevadas y calificadas de «catástrofe ambiental». Numerosas poblaciones del país y de la vecina Mongolia, incluída la capital, Ulán Bator, aparecen cubiertas de espesas humaredas. En tres regiones se ha declarado estado de emergencia y el ejército está interviniendo en las labores de extinción. Hay que recordar también que los propios incendios contribuirán a agravar el deshielo ártico, al multiplicar el impacto de la radiación solar sobre el hielo.

Gráfico del Polar Institut que muestra el deshielo en Groenlandia

Deshielo en Groenlandia

La ola de calor de las últimas semanas ha llegado a Groenlandia para provocar cifras de deshielo que están rompiendo los niveles récords alcanzados ya en 2012. El Instituto Polar, organismo danés que monitoriza la situación, ha calculado que se han alcanzado las 190 gigatoneladas de hielo derretido a finales de julio. Estamos hablando de masivas cantidades de agua dulce vertidas al Atlántico Norte.

Por si solas ya causarán un incremento de los niveles globales del mar de hasta dos o más milímetros en zonas tropicales. Además, en el hemisferio norte se espera que este deshielo cause mayores lluvias torrenciales en las zonas templadas. En el gran dominó ambiental dónde unas piezas mueven otras, serían de esperar tormentas e inundaciones derivadas de esta situación.