El estudio de SEO/BirdLife define también el prototipo de autor de la mayoría de delitos contra la fauna: «Hombre de 42 años de media en coto de caza».
«Es la primera vez que se realiza un estudio de estas características en España. Si bien ya se han estudiado, por ejemplo, los incendios forestales a un nivel muy detallado, nunca se había considerado este abanico de delitos a través de encuestas, análisis de sentencias y bibliografía técnica, aportando un conocimiento esencial para abordar los delitos desde otra perspectiva que no sea sólo la represión». Lo explica David de la Bodega Zugasti, coordinador del proyecto LIFE Guardianes de la Naturaleza,
El proyecto LIFE Guardianes de la Naturaleza, financiado por el programa Life de la Unión Europea, pretende mejorar la efectividad y la eficacia de las acciones dirigidas a combatir los delitos contra la naturaleza. Y es en el marco de esta iniciativa donde se ha impulsado esta interesante investigación, donde colaboran SEO/BirdLife y la Sociedade Portuguesa para o Estudo das Aves (SPEA).
Se trata de un estudio inédito que se fundamenta en una extensa revisión de más de 350 referencias bibliográficas de publicaciones científicas o informes técnicos sobre la delincuencia contra los hábitats y la fauna y la flora del mundo. Esto permite recoger una visión global sobre la motivación de estos delitos.
¿Qué motiva las acciones delictivas contra el medio ambiente y especialmente contra la fauna? ¿Qué caracteriza a las personas que las cometen?
El informe parte de ambas preguntas para ahondar en el origen y motivaciones de la criminalidad ambiental. El análisis se ha restringido a la situación en España y Portugal, y se han analizado también 258 sentencias judiciales por infracciones contra la fauna a lo largo de las dos últimas décadas para conocer el perfil de los autores y su ámbito sociocultural. Además, se ha realizado una encuesta de población en la Península Ibérica a 1.300 personas para conocer la percepción social sobre los crímenes ambientales y se ha consultado a más de 50 personas expertas en la investigación de estos delitos.
Se recogen aspectos psicológicos, sociológicos, ambientales y criminalísticos de delitos que incluyen el tráfico ilegal de residuos, los incendios forestales intencionados, las talas ilegales, la caza y pesca ilícitas, el contrabando de especies de fauna y flora, la tenencia de especies protegidas de fauna, el comercio y la tenencia ilegales de productos derivados de especies protegidas o la liberación de especies exóticas invasoras.
Diversidad de motivaciones para el crimen ambiental
Los factores económicos son comunes a gran parte de los delitos ambientales, pero también se citan otros muy diversos, como las creencias o un espíritu elitista, están detrás de gran parte de los delitos ambientales. «Entre ellos, la demanda de cuernos de rinoceronte o de escamas de pangolín son muy conocidas por el público general. Pero pocas personas saben que los buitres en África están siendo diezmados en gran parte por la superstición de pensar que sus cerebros otorgan clarividencia y, además, son víctimas de los furtivos que matan rinocerontes y elefantes y luego envenenan sus cadáveres para que los buitres no los delaten con su vuelo», explica Jorge F. Orueta, uno de los autores y responsable de Internacional de SEO/BirdLife.
También se analiza en qué medida el apoyo social puede ser o no determinante para la comisión de delitos ambientales. Un buen dato es que casi el 90% de la sociedad española y portuguesa considera la delincuencia contra el medio ambiente «tan grave como cualquier otra». Además, el 62% de la población española y el 87% de la población portuguesa considera que cometer un delito ambiental «es injustificable».
Los autores «no suelen sentirse culpables»
En relación a los delitos contra la fauna, de las sentencias dictadas por estos hechos, se concluye que en su mayoría son cometidos por hombres de unos 42 años, en cotos de caza (el 37% de las veces) y en solitario (en el 69, 4% no había otros autores).
Por último, según las personas expertas consultadas (Guardia Civil, equipos de investigación de las administraciones públicas, cuerpo de agentes forestales y de medio ambiente y policías autonómicas), los autores no suelen sentirse culpables por transgredir las normas y las sanciones no suelen cambiar su comportamiento (excepto en el caso de la destrucción de nidos de especies protegidas).
SEO/BirdLife considera que el análisis de las consecuencias de estos delitos y sus posibles soluciones, no deben limitarse a la vigilancia y la persecución, sino que se debe trabajar para cambiar actitudes de una forma participada y contribuir así a resolver problemas estructurales que favorecen estos delitos.