Avistamiento de docenas de ejemplares de esta especie en la zona donde fue masivamente diezmada por balleneros.
Durante décadas la industria ballenera casi aniquiló las ballenas en el área del archipiélago de Georgia del Sur, una zona al sur de Tierra de Fuego y próxima a la Antártida. Murieron por miles bajo los arpones hasta casi extinguirse alguna de las especies. Este era un codiciado lugar para su caza, ya que era un área donde acostumbraban a alimentarse y podían verse miles de ejemplares de varios tipos, desde ballezas azules a rorcuales comunes, o ballenas jorobadas, entre otras.
En el caso de las ballenas azules, se calculó que apenas un 3% de los ejemplares mantenían viva a la especie, en peligro crítico de extinción. Ahora, y por primera vez desde la década de los ochenta, cuando se estableció una moratoria que frenó su captura, por fin han vuelto a avistarse ballenas azules en la zona. Lo ha descubierto una expedición del British Antarctic Survey (BAS), cuyos investigadores han documentado la presencia de docenas de ejemplares de ballena azul, el animal más grande del planeta.
Avistamiento sin precedentes
Los animales más grandes de la tierra, las ballenas azules antárticas en peligro crítico, fueron detectadas acústicamente y avistadas una vez en 2018, pero ahora en 2020 fueron vistas hasta 36 veces, con un recuento total de 55 ejemplares. Para una especie tan rara, este es un número sin precedentes de avistamientos y sugiere que las aguas del sur de Georgia siguen siendo un importante lugar de alimentación de verano para esta especie rara y poco conocida.
«Después de tres años de investigaciones, estamos encantados de ver tantas ballenas que visitan Georgia del Sur para alimentarse nuevamente. Este es un lugar donde la caza de ballenas se practicó ampliamente. Está claro que la protección contra esta caza ha funcionado, ya que las ballenas jorobadas ahora se ven en densidades similares a las de hace un siglo, cuando la caza de ballenas comenzó en Georgia del Sur», explica la doctora Jennifer Jackson.
De forma paralela la expedición ha informado de un recuento de alrededor de 20 mil ballenas jorobadas, y también la existencia de ballenas francas australes poco comunes. En el proyecto participan cuarenta científicos de nueve países diferentes. La expedición de 2020 ha sido dedicada a la memoria del fallecido profesor Peter Best, biólogo marino inglés que fue pionero en el estudio de ballenas en aguas sudafricanas.