Hay gobiernos en todo el mundo que aprovechan diversas efemérides, también las de carácter ambiental, para hacer públicos diversos gestos políticos en favor de esas causas. Pero el actual gobierno estadounidense con el presidente Donald Trump al frente, reconocido negacionista del cambio climático, no es de ese tipo de gobiernos, especialmente cuando de cuestiones ambientales se trata.
Así se entiende que el pasado 5 de junio de 2020, casi en víspera del Día Mundial de los Océanos 2020, celebrado anualmente cada 8 de junio, firmase la supresión de uno de los más importantes legados ambientales del anterior gobierno liderado por Barack Obama. Una decisión que supone acabar con la protección de la gran reserva marina que había sido decretada en 2016 en la costa este de los Estados Unidos.
Abriendo las puertas a la pesca de una reserva protegida
El Northeast Canyons and Seamounts Marine National Monument (Monumento Nacional Marino de los Cañones y Montes submarinos del noreste) se había convertido en el primer monumento nacional marino en el Océano Atlántico, cumpliendo así con una vieja aspiración científica, desde el inicio de su exploración a fondo en las últimas décadas.
El área cubre 12.724 kilómetros cuadrados y está ubicada a unos 200 km al este-sureste de Cape Cod. Incluye dos áreas distintas, una que cubre tres cañones y otra que cubre cuatro montes submarinos. Estos cañones submarinos y montañas submarinas contienen ecosistemas marinos profundos frágiles y en gran parte prístinos y una rica biodiversidad, incluidos importantes corales de aguas profundas, ballenas y tortugas marinas en peligro de extinción, otros mamíferos marinos y numerosas especies de peces.
La decisión de Trump reabrirá así a la pesca comercial esta región de montes submarinos, una reclamación que venían realizando desde sectores pesqueros del estado de Massachusetts.
«Daños irreparables a la vida marina»
«Un ataque a un monumento nacional es un ataque a todos y pone en peligro los muchos tipos de tierras y aguas públicas que simbolizan el amor de los Estados Unidos por su patrimonio cultural y sus grandes espacios al aire libre. Nuestros parques y monumentos nacionales, incluidos los Cañones Noreste y el Monumento Nacional Marino Seamounts, deben estar protegidos», expresó en un comunicado Phil Francis, presidente de la coalición para la protección de los Parques Nacionales de Estados Unidos.
“El último ataque de la Administración Trump a los espacios protegidos de Estados Unidos, que abre nuestros monumentos marinos nacionales a la pesca industrial, es una parodia que causará daños irreparables a la vida marina nativa y a las especies en peligro de extinción en el área, desmantela las protecciones que los conservacionistas han estado trabajando durante años y pone en peligro la capacidad de fomentar la sostenibilidad y restaurar los ecosistemas devastados por la sobrepesca».