Poco conocida a nivel divulgativo, nuestro cerebro alberga el espacio denominado «claustrum», nombre tomado del latín «oculto o encerrado». El claustrum es de hecho una capa extremadamente delgada de neuronas en lo profundo de la corteza, pero se extiende a todas las demás regiones del cerebro. Su verdadero propósito también permanece «oculto», y los investigadores especulan sobre muchas funciones. Por ejemplo, Francis Crick, quién salto a la fama por sus hallazgos respecto al ADN, creía que el claustrum es el asiento de la conciencia, responsable de la conciencia y el sentido del yo.
En cualquier caso, hay cosas que si vamos conociendo sobre el claustrum, y una de ellas es que esta región contiene una gran cantidad de receptores dirigidos por drogas psicodélicas como el LSD o la psilocibina, un químico alucinógeno que se encuentra en ciertos hongos. Para ver qué sucede en el claustrum cuando las personas toman psicodélicos, los investigadores de Johns Hopkins Medicine compararon los escáneres cerebrales de las personas después de tomar psilocibina con sus escaneos después de tomar un placebo. Los interesantes resultados han sido publicados en la revista Neuroimage.
Un paso a una mejor comprensión de mecanismos cerebrales
Los escaneos después del uso de psilocibina mostraron que el claustrum estaba menos activo, lo que significa que el área del cerebro que se cree responsable de fijar la atención y cambiar entre tareas de algún modo se apaga cuando se toma el medicamento. Los investigadores creen que esto se relaciona con lo que las personas describen como efectos típicos de las drogas psicodélicas, incluidos los sentimientos de estar conectados a todo y la reducción del sentimiento de sí mismos o del ego.
«Nuestros hallazgos nos acercan un paso más a la comprensión de los mecanismos subyacentes de cómo funciona la psilocibina en el cerebro», explica Frederick Barrett, profesor asistente de psiquiatría y ciencias del comportamiento en la Facultad de Medicina de la Universidad John Hopkins y miembro del Center for Psychedelic and Consciousness Research. «Con suerte, esto nos permitirá comprender mejor por qué es una terapia efectiva para ciertos trastornos psiquiátricos, lo que podría ayudarnos a adaptar las terapias para ayudar más a las personas».
El difícil estudio del claustrum
Debido a su ubicación profundamente arraigada en el cerebro, el claustrum ha sido difícil de acceder y estudiar. En 2019, Barrett y sus colegas de la Universidad de Maryland, Baltimore, desarrollaron un método para detectar la actividad cerebral en el claustrum utilizando imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI).
Para este nuevo estudio, los investigadores utilizaron fMRI con 15 personas y observaron esta región del cerebro después de que los participantes tomasen psilocibina o un placebo. Encontraron que la psilocibina redujo la actividad neuronal en el claustrum entre un 15% a un 30%. Esta actividad reducida también parece estar asociada con efectos subjetivos más fuertes de la droga, como las experiencias emocionales y místicas. Los investigadores también encontraron que la psilocibina cambió la forma en que el claustrum se comunicaba con las regiones del cerebro involucradas en la audición, la atención, la toma de decisiones y el recuerdo.
Con las imágenes altamente detalladas del claustrum proporcionadas por fMRI, los investigadores esperan observar la misteriosa región del cerebro en personas con ciertos trastornos psiquiátricos como la depresión y el trastorno por uso de sustancias. El objetivo de estos experimentos será ver qué papeles, si los hay, juega el claustrum en estas condiciones. Los investigadores también planean observar la actividad del claustrum cuando están bajo la influencia de otros psicodélicos, como la salvinorina A, un alucinógeno derivado de una planta mexicana.
Referencia bibliográfica
Psilocybin acutely alters the functional connectivity of the claustrum with brain networks that support perception, memory, and attention. Autores: Frederick S.Barrett, Samuel R.Krimmel, Roland R.Griffiths, David A.Seminowicz, Brian N.Mathur. Publicación: Neuroimage. Vol 218. Septiembre 2020.