Cada 31 de octubre la ONU convoca el Día Mundial de las Ciudades.
«La innovación puede fomentar la inclusión y la cohesión social. Debería permitir que los recién llegados, las personas con discapacidad, los más pobres y otros grupos vulnerables disfruten de igualdad de derechos y acceso a servicios, infraestructura y oportunidades de medios de vida», ha comentado Maimunah Mohd Sharif, Directora Ejecutiva de ONU-Hábitat. Si bien el tema general para el Día Mundial de las Ciudades es «Mejor ciudad, mejor vida», el tema específico para 2019 es «Cambiar el mundo: innovaciones y una vida mejor para las generaciones futuras».
Más de la mitad de la población mundial vive en ciudades y se espera que el número se duplique para 2050, convirtiendo así la urbanización en una de las tendencia que transforma aceleradamente el planeta. Esto dispara desafíos varios de sostenibilidad relacionados con la vivienda, el medio ambiente, el cambio climático, la infraestructura, los servicios básicos, la seguridad alimentaria, la salud, la educación, el trabajo decente, la seguridad y los recursos naturales. Desde Naciones Unidas consideran que podría presentar también grandes oportunidades y ser una herramienta crítica para el desarrollo sostenible «si se hace correctamente».
Es posible utilizar la urbanización para lograr un desarrollo sostenible al adaptar la forma en que las ciudades se planifican, diseñan, financian, desarrollan, gobiernan y administran. Las ciudades han sido impulsoras e incubadoras de innovación, industria, tecnología, emprendimiento y creatividad. Una estrategia sostenible ambiciosa puede hacerlas generadoras de prosperidad, mejorando el desarrollo social y proporcionando empleo.
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El peligro de la turistificación
En España ya hay 14 ciudades con más de un millón de turistas al año –según datos de la encuesta de Ocupación Hotelera y Censo del Instituto Nacional de Estadística para 2018– y solamente dos de ellas tienen una población que iguala o supera esta cifra. Los espacios y servicios públicos no están adaptados para asumir esta avalancha de habitantes y en ocasiones llegan a colapsar (vertidos de aguas residuales por saturación de colectores, agotamiento de recursos para el abastecimiento de agua potable, etc.). El impacto que llega a tener el turismo en la planificación de ciudades y territorios es enorme.
El turismo es especialmente dañino sin la regulación administrativa para el equilibrio de usos y actividades que eviten la aparición de barrios-escenario inhabitados donde se dan procesos de turistificación. Cuando se concibe la ciudad como mercancía turística sus viviendas se dejan en manos de fondos buitre, Sociedades Cotizadas Anónimas de Inversión en el Mercado Inmobiliario (Socimis) o especuladores que las explotan como apartamentos turísticos. Cuando sus monumentos y cultura se banalizan y deterioran, sus transportes colectivos se colapsan, y sus espacios públicos de interacción social, como las plazas, mercados y parques, se privatizan para instalar terrazas. Estos espacios urbanos se convierten en formas de enriquecerse. Se acumula su riqueza en pocas manos y se pone en cuestión el derecho a la ciudad de sus habitantes, que acaban siendo excluidos. De esta forma, degenera la vida de las ciudades de un modo insolidario e insostenible ambientalmente.
La turistificación expulsa personas de las ciudades
Esta turistificación que expulsa personas pone en entredicho no solo el lema de la campaña de este año sino derechos humanos básicos como son el derecho a un nivel de vida adecuado que asegure a las personas la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios (artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de Naciones Unidas) o la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad (artículo 22).
Por todo ello, en el Día Mundial de las Ciudades Ecologistas en Acción urge a tomar medidas contundentes que fomenten la desturistificación del urbanismo, la economía y la política en las ciudades. Los efectos insostenibles que tiene la turistificación como criterio de diseño urbano, empeora la calidad de vida de las personas que las habitan. De seguir esta tendencia se dibujaría un escenario inhabitable para las generaciones futuras. Ahora más que nunca hay que recordar la pregunta lanzada por de Leilani Farha, relatora especial sobre la vivienda digna de la ONU: ¿quién va a vivir en estas ciudades, para quién son?