También restringirá el uso de dispositivos acústicos que afectan a delfines y ballenas.
Casi tres docenas de focas fueron fusiladas en el primer trimestre de 2020 en Escocia por el sector del salmón, el doble que el año pasado. La masacre de focas, argumentan desde el sector, tiene que ver con las pérdidas que le atribuyen a su voraz apetito (La Organización de Productores de Salmón de Escocia asegura que medio millón de peces anualmente).
Estas quejas han sido puestas en cuestión por investigadores y ecologistas que llevan tiempo presionando para impedir que los piscicultores disparen a las focas que acceden a los corrales de cría. Ahora, el gobierno escocés ha anunciado restricciones al respecto. El motivo, según recoge The Guardian, es el temor a que el mercado de Estados Unidos, poderoso importador de salmón escocés (la cuarta parte de la producción se envía a aquel país), se vea resentido tanto por las presiones de los activistas como por las propias regulaciones estadounidenses vigentes sobre bienestar de mamíferos marinos.
Tal y como recuerdan desde el colectivo Onekind, que celebra la decisión del ejecutivo escocés, alrededor del 38% de las focas grises del mundo se reproducen en el Reino Unido y el 88% de estas se reproducen en colonias en Escocia, principalmente en las Hébridas Exteriores, Orkney y Shetland.
Restricciones a la disuasión acústica
Scottish Natural Heritage, la agencia gubernamental de conservación, también ha informado de las evidencias científicas sobre los problemas causados por los dispositivos de disuasión acústica. Desplegados para ahuyentar a las focas, en realidad, estos artefactos causan un daño intenso a delfines, ballenas y marsopas.