La contaminación acústica también cambia el trino de las aves cantoras

Sialia Currucoides / Azulejo de las montañas
Sialia Currucoides / Foto: Wikimedia
Las aves cantan para defender su territorio y para atraer a su pareja. Pero esto se hace más difícil a medida que la contaminación acústica oculta sus sonidos y la información crucial que están tratando de transmitir. Una serie de nuevos estudios científicos pone de manifiesto que el ruido producido por los humanos está cambiando la forma de trinar de algunas especies de pájaros cantores. A otras muchas les produce estrés crónico y problemas reproductivos.

Un estudio publicado en 2011 en Behavioral Ecology por investigadores del CSIC ya había advertido que los pájaros urbanos cantan en períodos más prolongados en su lucha diaria frente al ruido de los entornos urbanos. En aquella ocasión, el trabajo se centraba en los verdecillos (Serinus serinus), muy comunes en espacios urbanos europeos. Los científicos analizaron una población de verdecillos en la ciudad española de Toledo. Y observaron que, bajo la presión del ruido urbano, cantaban durante más tiempo. Incluso detectaron que sus pautas de canto eran distintas de lunes a viernes respecto al fin de semana. Se relajaban ligeramente cuando la contaminación sonora era menor.

El ruido dificulta una comunicación clara entre las aves

El estudio más reciente revela que la contaminación acústica dificulta la comunicación entre los pájaros. Los sonidos artificiales enmascaran las señales entre las aves, han descubierto investigadores de la Universidad de Queen’s en Belfast. Su estudio, publicado en la revista Biology Letters, determinó que el nivel de ruido ambiental puede ocultar información esencial que las aves necesitan e intercambian. Un problema que, con el tiempo, podría conducir a una severa disminución de la población.

Han encontrado que la forma de cantar de los pájaros puede comunicar una intención agresiva, permitiendo que las aves evalúen a su oponente. Pero el ruido artificial puede interrumpir la información esencial que se intercambian ocultando la complejidad de los cantos que se utilizan para la búsqueda de recursos, tales como el territorio y el espacio de anidamiento. Lo explica el coautor del estudio, el Dr. Gareth Arnott. «Como resultado, las aves reciben información incompleta sobre la intención de su oponente y no ajustan adecuadamente su respuesta.»

Interesantes hallazgos relacionados con el estrés

El ruido constante de las operaciones de petróleo y gas afecta a los pájaros cantores que viven cerca del área de explotaciones extractivas de empresas petroleras, según un estudio, del año 2018, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences. Los investigadores se enfocaron en tres especies de aves que anidan en cavidades: Sialia currucoides, Sialia mexicana y Myarchus cinerascens («azulejos de garganta azul», «azulejos de la montaña» y «papamoscas cenizo»). Estas especies se reproducen cerca de emplazamientos industriales de petróleo y gas en tierras federales en Nuevo México.

Las aves que anidan en áreas con más ruido mostraron, en todas las especies y etapas de su vida, niveles de referencia más bajos de una hormona clave causante del estrés llamada corticosterona. «Se podría suponer que esto significa que no están estresados», explica el coautor del estudio Christopher Lowry, fisiólogo del estrés de la Universidad de Colorado. «Pero lo que estamos aprendiendo de la investigación realizada tanto en humanos como en roedores es que, cuando los factores generadores de estrés son inevitables, las hormonas del estrés se encuentran a menudo en una concentración muy baja«.

Cuando la respuesta de pelear o huir está agotada, el cuerpo a veces se adapta para conservar energía y puede volverse sensible. Este «hipocorticismo» se ha relacionado con la inflamación y la reducción del aumento de peso de los roedores, señalan los investigadores. «Tanto si los niveles de hormonas del estrés son altos como bajos, cualquier tipo de alteración puede ser malo para una especie«, dice el autor principal Clinton Francis, profesor asistente de ciencias biológicas en la Universidad Estatal Politécnica de California. «En este estudio, pudimos demostrar que la alteración debida al ruido tiene consecuencias reproductivas.»

La grave degradación del hábitat natural por la contaminación acústica

Los polluelos habían disminuido el tamaño de su cuerpo y ralentizado el crecimiento de su plumaje en áreas más ruidosas, pero lo mismo había sucedido en áreas más tranquilas, con lo que quedaba un punto intermedio, de ruido moderado, en el que los polluelos parecían prosperar. Los investigadores creen que la causa se debe a que los adultos están expuestos a más depredadores en los lugares más tranquilos, lo que provoca que sean más cautelosos al abandonar el nido y que usen menos tiempo para buscar alimento. En los lugares más ruidosos, los sonidos de las máquinas ahogan las llamadas de otras aves -incluyendo mensajes potencialmente mortales sobre depredadores- que podrían estresar, de forma crónica, tanto a las madres como a los polluelos.

Investigaciones anteriores ya habían demostrado que algunas especies de aves deciden huir de la contaminación acústica, pero los investigadores afirman que este estudio ayuda a revelar lo que les sucede a los que se quedan atrás. Según el autor principal, Nathan Kleist, también ayuda a ilustrar lo perjudiciales que pueden ser los ruidos fuertes para el medio ambiente .

«Empieza a haber más pruebas de que la contaminación acústica debería tenerse en cuenta, junto con todos los demás factores de degradación del hábitat, a la hora de elaborar planes para proteger las zonas de vida silvestre», afirma. «Nuestro estudio añade peso a ese argumento.»

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