El fuego en California va camino de engullir un millón de hectáreas
«Esta temporada, con más de 96 incendios, está lejos de terminar. Tres de los cuatro incendios más grandes registrados en California están ardiendo actualmente, y apenas hemos entrado en lo que suele ser la temporada de incendios forestales ‘pico’. No es suficiente que nuestros líderes crean en la ciencia climática: necesitamos que actúen en consecuencia. Si bien el gobernador Newsom se apresuró a señalar cómo el calentamiento global está alimentando estos incendios, simultáneamente permite la expansión de la industria de los combustibles fósiles. De hecho, con el gobernador Newsom, los permisos para nuevos pozos de petróleo y gas han aumentado un 190% en la primera mitad de 2020, en comparación con el mismo período del año pasado. Tenemos que dar pasos para combatir la crisis climática en lugar de retroceder».
Así lo analizaba Caroline Henderson, portavoz en Greenpeace USA, el pasado 10 de septiembre de 2020, en medio de la grave ola de fuegos que asola el estado de California. A esa altura del mes, los incendios habían alcanzado ya las 809.000 hectáreas quemadas esta temporada, batiendo el récord anterior establecido en 2018. Y no es el único récord: el condado de Los Ángeles alcanzó su temperatura más alta jamás registrada, el domingo, con 49 grados centígrados.
Estado de emergencia
El gobernador Gavin Newsom ha declarado el estado de emergencia en los condados de Fresno, Madera, Mariposa, San Bernardino y San Diego. El incendio Creek ha provocado rescates de emergencia y el de El Dorado, en el bosque de San Bernardino, ha obligado a evacuar a 21.000 personas.
Aunque los bosques de California son ecosistemas dependientes del fuego, que cumple funciones importantes del ecosistema, la crisis climática está agrandando los incendios pues se prolonga la temporada de riesgo de incendios a través de eventos climáticos extremos (un invierno excepcionalmente seco y récord en olas de calor).
Además, Greenpeace acusa a la administración Trump de intentar explotar estos incendios forestales para justificar la tala o atacar la política de espacios naturales protegidos. «Se debe hacer frente a estos intentos descarados de aprovechar la crisis en beneficio de la industria maderera», acusan.
«Hipocresía climática»
«Las palabras del gobernador Newsom están en desacuerdo con sus acciones: esto es hipocresía climática», denunciaba Tim Donaghy, experto de Greenpeace USA.
El gobernador Newsom afirmó recientemente que nunca se había sentido «más obligado y con un propósito de mantener el liderazgo de California, no solo a nivel nacional, sino internacional, para enfrentar el cambio climático». No obstante, tal y como le recuerda Greenpeace USA, en la primera mitad de 2020, el gobernador Newsom emitió un 190% más de permisos para nuevos pozos de petróleo y gas en California, en comparación con el mismo período del año pasado.
«Si el gobernador Newsom quiere ser un verdadero líder climático, debe dejar de expandir la producción de combustibles fósiles en California», le recomiendan los activistas.
Problemas con la calidad del aire
Cabe recordar que el humo de los incendios está empeorando la calidad del aire, agravando así los problemas respiratorios de la población ocasionados por la Covid-19, especialmente en los sectores más vulnerables. En California, la pandemia ha dejado ya alrededor de 14.000 muertos (más de 190.000 en todo el país, el más afectado del planeta). Los incendios, además, obligan a evacuaciones que podrían poner en riesgo la exposición potencial al virus para miles de habitantes de este Estado.
Greenpeace subraya que el gobierno de California y de los Estados Unidos deben dedicar recursos públicos para proteger los hogares, preparar a la población residente y minimizar la forma en que los incendios forestales y el humo impactan directamente en sus vidas y las propiedades. «El gobernador Newsom debe actuar para abandonar los combustibles fósiles que ponen en peligro aún más la salud pública y agravan la emergencia climática. Urge invertir en un nuevo sistema de energía limpia, segura y equitativa para garantizar una transición justa para las personas y los ecosistemas», insisten.