Los mamíferos marinos como las ballenas y las focas generalmente se comunican vocalmente mediante llamadas y silbatos. Pero ahora un estudio internacional dirigido por la Universidad de Monash descubrió que las focas grises salvajes también pueden aplaudir bajo el agua durante la temporada de reproducción, como una muestra de fuerza que advierte a los competidores y se anuncia a posibles parejas.
Esta es la primera vez que se documenta a un animal de este tipo aplaudiendo completamente bajo el agua con sus aletas delanteras. «El descubrimiento de focas aplaudiendo podría no parecer tan sorprendente, después de todo, son famosas por aplaudir en zoológicos y acuarios», dijo el autor principal del estudio, el Dr. David Hocking, de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Monash. «Pero los animales del zoológico a menudo son entrenados para aplaudir el entretenimiento del público, y estas focas grises lo hacen por sí mismas».
Inédito comportamiento
La investigación, publicada en la revista Marine Mammal Science se basa en imágenes de video recopiladas por el naturalista Ben Burville, investigador visitante de la Universidad de Newcastle, Reino Unido. El metraje muestra a una foca gris macho aplaudiendo con sus aletas en forma de pata para producir un sonido similar a un disparo. «El aplauso fue increíblemente fuerte y al principio me resultó difícil creer lo que había visto», explicó Burville. «¿Cómo podría una foca hacer un aplauso tan fuerte bajo el agua sin aire para comprimir entre sus aletas?»
«Otras especies de mamíferos marinos pueden producir tipos similares de sonido de percusión golpeando el agua con su cuerpo o cola», recuerda el profesor asociado Alistair Evans de la Universidad de Monash, quien también participó en el estudio. El fuerte ruido de alta frecuencia producido al aplaudir corta el ruido de fondo, enviando una señal clara a cualquier otra foca en el área. «Dependiendo del contexto, los aplausos pueden ayudar a alejar a los competidores y/o atraer compañeros potenciales», subraya Hocking.
«Pensemos en un gorila macho que se golpea el pecho, por ejemplo. Al igual que las palmas de la foca, esos latidos del pecho llevan dos mensajes: soy fuerte, mantente alejado; y soy fuerte, mis genes son buenos».