
Estudio realizado por la Fundación Entretantos sobre los beneficios para la infancia del contacto con la naturaleza, tanto en el contexto de la pandemia de la Covid-19, como en general para el bienestar de toda la comunidad educativa.
Cuanto mayor es el número de elementos y entornos de la naturaleza accesibles a los niños, menor es tanto el nivel de estrés asociado al área de salud como el nivel de estrés global. En concreto, los entornos de naturaleza más efectivos en este sentido han sido las terrazas con plantas, el contacto con el mar y la huerta, siendo su efecto positivo significativo también en el caso del contacto con el río y jardines.
Es una de las significativas conclusiones del estudio que la Fundación Entretantos ha realizado tras el confinamiento de 2020 provocado por la Covid-19 entre marzo y junio. La Fundación y algunas de sus colaboradoras se plantearon la necesitad de analizar cómo el contacto con la naturaleza había influido en el bienestar de los niños y niñas durante el confinamiento y fuera de él. Las conclusiones pueden revisarse en un interesante documento publicado en enero de 2021.
Desde la entidad confían que en este estudio sirva para ayudar a convencer a administraciones, direcciones escolares, claustros, educadores y familias de que mejorar el contacto con la naturaleza en la escuela trae grandes beneficios, para el bienestar de la comunidad escolar y de la sociedad en general.
Oportunidades para un cambio significativo
Valladolid ha sido el laboratorio para la investigación, donde se ha trabajado con 74 familias de niños y niñas de primaria a lo largo de todo el verano. El objetivo de la Fundación es «que las escuelas de todo el país aprovechasen la coyuntura sanitaria en la que nos encontramos para acometer un cambio significativo en la manera de entender la enseñanza y el aprendizaje al sacar las aulas al exterior. Es una cuestión de salud en esta coyuntura, pero también es una cuestión de bienestar y de mejora educativa».
Entre los resultados destacan:
Un 35% de los niños y niñas del estudio han presentado niveles significativos de estrés en el área académica, en pleno periodo vacacional. Los resultados parecen indicar que el efecto del estrés experimentado con las actividades académicas durante el confinamiento se mantiene bastante más allá de la duración del mismo y parece poner en relieve la necesidad de mejorar la efectividad del aprendizaje a distancia y la comunicación entre progenitores y docentes.
El 93% de los niños que tuvieron contacto diario con la naturaleza durante el confinamiento presentaron niveles de estrés bajos o insignificantes asociados al área de salud en el momento de realizar el estudio. Facilitar un contacto diario con la naturaleza mejora el factor de salud, además de propiciar experiencias de aprendizaje enriquecedoras.
Se encontró una correlación directa entre los niveles de estrés del área de salud y el estrés académico. La reducción del nivel de estrés a nivel de salud redundará en un mayor rendimiento académico y mayor bienestar. Sacando las aulas al exterior y realizando actividades en la naturaleza, no solo se reduce la tasa de contagios frente al Covid19 sino que se mejora la experiencia educativa.
El efecto positivo a nivel emocional que ha tenido el contacto con la naturaleza en los niños durante la pandemia queda reflejado en cómo se han sentido mayoritariamente con ese contacto: “libres”, “felices”, “contentos” y “tranquilos”.
Estrés, respuesta inmune y entorno natural
Uno de los efectos nocivos que conlleva el aumento de estrés en niños y adultos es, entre otros, la reducción de respuesta inmune general ante posibles patógenos externos. En un momento tan crítico para nuestras defensas como es la actual pandemia, el contacto físico con la naturaleza puede ayudarnos a contrarrestar estos efectos de varias maneras. Por un lado, reduce los niveles de estrés incluso con contactos de tan solo 30 minutos, por otro, la exposición a la luz en espacios naturales exteriores favorece la producción de vitamina D (relacionada con la respuesta inmune) y por último, aumenta nuestra actividad inmune gracias a la presencia de fitoncidas (aceites esenciales volátiles excretados por plantas con propiedades antimicrobianas) en el aire generado por los árboles.
Las diversas iniciativas adoptadas para el inicio de curso escolar 2020-2021 a nivel internacional y el estudio liderado por el hospital Sant Joan de Déu de Barcelona muestran que el uso de mascarillas faciales durante actividades al aire libre permite la participación de forma segura en dinámicas y experiencias de aprendizaje en grupos burbuja, promoviendo el desarrollo de habilidades sociales y emocionales y el aprendizaje cooperativo y por proyectos y limitando de forma efectiva la tasa de contagio de la COVID-19.
Por último, los investigadores subrayan que resulta importante destacar el efecto que el contacto frecuente con la naturaleza tiene en los niños de cara a sensibilizarlos para protegerla y para sentirse conectados con ella. En el momento de crisis climática que estamos viviendo, esta sensibilidad resulta de vital importancia para las generaciones venideras, que vivirán teniendo que atender con mucha más intensidad de lo que hemos hecho hasta ahora los efectos de las acciones que generamos en el medio ambiente.
Recomendaciones para escuelas de primaria
Fruto de las conclusiones y reflexiones anteriores el documento expone la siguiente lista de recomendaciones que, sin ser exhaustiva, pretende servir de apoyo a las escuelas primarias y centros con Educación Primaria en el camino de expandir el bienestar y afrontar el reto que supone la COVID-19 para actualizar el modelo educativo que sustentan, con el fin de adaptarlo a una época de pandemia e incertidumbre económica como la que estamos viviendo. Para buena parte de las propuestas se acompañan en anexos las referencias a proyectos y/o entidades que pueden servir de apoyo para implementar las recomendaciones presentadas:
1. Contacto diario con la naturaleza. Una de las claves de este estudio es el beneficio que ofrece el contacto diario con el entorno natural, en la reducción del estrés y la mejora de la salud física y emocional de la infancia. Por ello recomendamos que se favorezca ese contacto frecuente desde los centros escolares con varias propuestas:
a. Plantas dentro de los centros escolares y las aulas para que los niños y las niñas se impliquen en su cuidado, y que este forme parte de la rutina escolar, que cada uno tenga su planta o que sea un cuidado rotativo.
b. La renaturalización de los patios y creación de huertos escolares. El reverdecimiento y enriquecimiento de los patios escolares para su uso como aula exterior y como un espacio renovador que reporte sus beneficios tanto físicos, emocionales, mentales y sociales a alumnos y docentes. Para ello podemos buscar apoyos y sinergias de otros centros que ya han emprendido este cambio, de las AMPAS y de las familias, para que toda la comunidad educativa se implique e incluso participe en su creación y cuidado.
c. Posibilidad de interactuar con diversidad de elementos de la naturaleza (no solo espacios): arena, plantas, agua, ramas, madera, texturas,… que pueden ser empleados como recursos didácticos o como elementos para enriquecer el juego y la exploración.
d. Salir del centro educativo, usar los recursos que ofrece nuestro entorno cultural y social, aprender a movernos con seguridad en los entornos urbanos y orientarnos en ellos. Implicar a la comunidad y repensar la ciudad, que esta sea como promueve F. Tonucci “adecuada para la infancia”.
2. Diseño de experiencias de aprendizaje en la naturaleza y/o utilizando elementos de la naturaleza vinculados a las distintas áreas de conocimiento de Educación Primaria. En este sentido, las experiencias educativas fuera del aula y de las bosque-escuelas constituyen una fuente de inspiración y consulta cercana y accesible de un valor incalculable.
3. Formación específica para las docentes de cara a integrar los espacios y los recursos naturales en el currÍculum escolar y en el trabajo educativo diario. Podría hacerse desde los centros de formación del profesorado, por ejemplo, y a través de las asociaciones y federaciones de colegios concertados y privados.
4. Diseño de experiencias de aprendizaje cooperativo en grupos burbuja, por proyectos, y con un nivel elevado de aprendizaje vivencial, en las que no prevalezca el lenguaje oral.
5. Atención más exhaustiva a la parte relacional, emocional y de socialización del alumnado. Dependiendo del momento puntual de la pandemia, puede que los niños y niñas solo socialicen con sus iguales en el horario y los espacios escolares, por lo que resulta imprescindible darle prioridad a esta faceta educativa en el día a día escolar de los alumnos. Permitir ratos de juego y movimiento libre, de investigación autónoma, de interrelación espontánea y de cooperación con el resto de su grupo, puede permitir a los niños y niñas desarrollar el necesario aprendizaje social, mermado seguramente el resto del día según los niveles y recomendaciones de confinamiento. El acompañamiento a los niños y niñas en las emociones que la situación de pandemia pueda traerles (incertidumbre, miedos, situaciones familiares de dificultad, etc), resulta más importante que nunca.
a. Actividades de estar en silencio: trabajar el silencio, promover la escucha, ejercicios de mindfulness, con el fin de cultivar la calma, la atención y la concentración y reducir la emisión de aerosoles.
b. Generar espacios y herramientas de escucha activa para que los alumnos puedan expresar sus emociones, de forma segura y sin juicio.
6. Formación en el uso efectivo de recursos y herramientas digitales tanto a niños como a madres, padres y docentes: protocolos de educación digital, repositorios de vídeocontenidos creados por docentes y compartidos dentro de la comunidad educativa, videotutoriales del uso de las plataformas de videoconferencia y de las reglas de uso, desarrollo de plataformas de sistemas de aprendizaje digital óptimos para Educación Primaria y las necesidades evolutivas de esta etapa, etc.
7. Apoyo psicológico tanto a docentes como a familias para afrontar la transición entre el modelo educativo presencial anterior al COVID-19 y el paradigma actual y generar espacios de bienestar para toda la comunidad escolar.
8. Actualización de la administración de los centros escolares para:
a. Facilitar que los entornos escolares sean espacios seguros, que se pueda acceder a ellos en bici, caminando, que los entornos escolares tengan áreas verdes, o facilitar el acceso a estas áreas exteriores al colegio (con las regulaciones urbanas pertinentes),
b. Aportar recursos de personal a los Centros Educativos para bajar las ratios niños/maestro y poder crear burbujas de convivencia adecuadas, buscando el apoyo de profesionales como educadores ambientales, la formación de voluntarios, estudiantes en prácticas e incrementando la plantilla de docentes.
c. Crear plataformas oficiales para la gestión de información, para que los docentes tengan acceso a esta y puedan crear redes donde compartir recursos y experiencias de los centros, las aulas y los propios docentes.
d. Facilitar la formación específica para el trabajo fuera del aula y el acompañamiento emocional dentro de las formaciones al profesorado.
e. Realizar los cambios y adaptaciones necesarias a la normativa de los centros escolares para permitir las experiencias educativas fuera del aula.