La comunidad científica pide ambición en su protección y pronostica el 2020 como año crucial para los bosques.
¿Qué pasaría si se pudiese pagar a más personas en todo el mundo para mantener los bosques saludables e intactos? ¿Y qué pasaría si hacerlo no solo frenase la crisis climática, sino que también ayudase a las personas a salir de la pobreza hacia una mayor prosperidad? Son posibilidades a considerar en un contexto donde el informe reciente del IPCC señala a la deforestación como el principal impulsor de las emisiones terrestres de gases de efecto invernadero, que comprenden casi una cuarta parte de todas las contribuciones humanas al cambio climático.
El tema lo trata recientemente la publicación World Development, analizando formas en las que los bosques sirven para aliviar la pobreza en todo el mundo. El coeditor del número, Daniel Miller, es de hecho el Presidente del Panel Mundial de Expertos Forestales (GFEP) de la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal (IUFRO) sobre Bosques y Pobreza. El panel, que incluye otros 21 expertos científicos reconocidos internacionalmente, compilará un informe exhaustivo que se lanzará en la 75ª sesión de la Asamblea General de la ONU en 2020.
«2020 es un año crucial para los bosques. El papel clave que desempeñan los bosques para abordar el cambio climático global, la pérdida de biodiversidad y las necesidades de desarrollo humano es cada vez más reconocido. El próximo año, la comunidad internacional acordará formalmente planes específicos para proteger y restaurar los bosques durante la próxima década. Su implementación dará forma crítica al destino de las personas y los ecosistemas en todo el mundo», ha subrayado este experto, profesor asistente en el Departamento de Recursos Naturales y Ciencias Ambientales de la Universidad de Illinois.
Los bosques son fuente de riqueza para comunidades locales de todo el mundo
En la investigación antes referenciada se cuenta por ejemplo como en dos grandes estados de la India, algunas de las comunidades más pobres reciben cerca del 30% de sus ingresos de los bosques, más de lo que obtuvieron de la agricultura. Hasta la fecha no son muchos los estudios académicos centrados en cómo los bosques pueden ayudar a sacar a las personas de la pobreza y contribuír al aumento de la prosperidad de las poblaciones locales.
Miller señala ejemplos como los de «empresas forestales comunitarias», en las cuales se desarrollan asociaciones formales dentro de poblaciones locales de bajos ingresos para cosechar y vender productos de madera de manera selectiva. En uno de esos ejemplos, descrito en un artículo en el número especial, una empresa forestal comunitaria en Brasil cuadruplicó los pagos de mano de obra a las comunidades locales y generó más de 1.34 millones de euros en beneficios.
Otros ejemplos incluyen la recolección de productos forestales no maderables, como el ratán en Indonesia, utilizado para muebles; las nueces de karité en África occidental, que se procesan para hacer cosméticos; y ciertos hongos, que pueden alcanzar precios muy altos en los Estados Unidos y Asia. «El ecoturismo y los servicios ecosistémicos proporcionados por los bosques también pueden ser muy valiosos. Hay un montón de caminos diferentes para que la gente use los bosques para salir de la pobreza», dice Miller. «Los encargados de formular políticas deben conocer el alcance y la importancia de estos mecanismos para poder priorizar adecuadamente la conservación de los bosques».
Fuente:
Forests as pathways to prosperity: Empirical insights and conceptual advances
Daniel C.Miller, Reem Hajjarb
https://doi.org/10.1016/j.worlddev.2019.104647