Ya conocíamos la extraordinaria inteligencia de la especie, y ahora se identifican sorprendentes nuevas cualidades.
La capacidad empática de ayudar al otro sin esperar correspondencia no es precisamente habitual entre los seres vivos. Y lo sorprendente es que un ave, el loro yaco o loro gris africano (Psittacus erithacus), ha demostrado tal expresión de «generosidad», según han explicado los investigadores en una reciente publicación en la revista Current Biology.
Los científicos entrenaron un grupo de aves, de una en una, en un sencillo experimento. Recibían una serie de fichas y aprendían que podían cambiarlas por comida pasándolas al investigador a través de una estrecha abertura a través de un muro transparente. Cuatro semanas después los yacos eran separados por pares y uno de ellos recibía varias fichas. El truco era que el agujero que separaba del investigador al ave que disponía de las fichas estaba cerrado. No así el del ave sin fichas. La clave entonces era una tercera abertura entre los receptáculos de las dos aves que, hipotéticamente, les permitiría pasarse objetos entre ellas.
La sorpresa vino cuando los científicos observaron que los yacos comenzaron a pasar fichas a las aves que no las tenían para que éstas pudiesen intercambiarlas por comida. Incluso pasaban más a aquellas compañeras con las que habían estado durante más tiempo. Y lo hacían independientemente de que el ave con acceso a comida compartiese después alimento o no con ellas. Los científicos realizaron la prueba con otras aves, como guacamayos o cuervos, pero ninguna de ellas la pasó con éxito. De hecho, sólo orangutanes y bonobos pasaron con éxito la prueba que tampoco se reveló exitosa con gorilas o chimpancés.