Estos vehículos son un gran avance pero como parte de una estrategia más amplia de transporte y urbanismo.
Así lo señala Ecologistas en Acción en un reciente informe en el que detalla su posición en relación al vehículo eléctrico en el contexto de la descarbonización del transporte. En ese sentido, la organización ecologista reconoce ventajas al vehículo eléctrico, sobre todo en lo que respecta a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, que cifra entre el 17 % y el 30 %. Una reducción considerable de las emisiones de gases contaminantes, que genera menos residuos peligrosos y puede reducir la contaminación acústica.
Pese a todo, recuerdan desde Ecologistas en Acción que el coche eléctrico comparte muchos de los impactos generados por el vehículo de combustión interna, entre ellos la ocupación del espacio público y los accidentes de tráfico. Además, fomenta igualmente el sedentarismo y sus enfermedades derivadas, como diabetes, hipertensión, sobrepeso o enfermedad cardíaca.
Y una sombra añadida en el proceso de introducción del coche eléctrico en la sociedad moderna llega a través de las grandes cantidades de minerales escasos como el litio, el cobalto o el níquel que se extraen principalmente en el Sur global, donde esa extracción ya está causando graves problemas ambientales y sociales, incluso de vulneración de los derechos humanos.
Toda estrategia pasa por menos coches y más sostenibles
En la línea descrita, Ecologistas en Acción destaca que los grandes índices de motorización de las sociedades occidentales (del orden de dos personas por automóvil) no son extrapolables al resto del mundo, sean vehículos eléctricos o de combustión. En ese sentido, cualquier estrategia en el transporte, vista desde una óptica socialmente justa y ambientalmente sostenible, debe pasar por una clara reducción en el uso de energía y materiales, es decir, por una disminución del número y tamaño de los vehículos.
El colectivo propone un modelo de transporte y movilidad basados en los desplazamientos a pie y en bicicleta, la priorización del transporte público complementado por servicios de coche compartido, taxis y transporte a la demanda. El coche privado sería un elemento raro en este modelo, y desde luego sería cero emisiones.
La organización ecologista recuerda que un modelo basado en estas premisas tendrá más dificultades en áreas rurales y de la periferia de las ciudades, donde el transporte público no suele tener un servicio apropiado. Deben ser estudiadas y se deben proponer soluciones satisfactorias y adaptadas a estas particulares circunstancias. El documento hecho público por el colectivo también hace referencia a la necesidad de estudiar y proponer medidas ante la afección de este cambio de modelo a la industria automotriz y sobre todo a las personas que emplea.